Reseña de Biblioteca Conan: La Espada Salvaje de Conan 2 (1974-1975)


Tras un primer volumen que recopilaba las historias de Conan el Bárbaro dentro de la revista Savage Tales, llega un segundo que presenta, ahora sí, The Savage Sword of Conan, un magazín dedicado exclusivamente a su figura y a la de Robert E. Howard, el creador del personaje. Sin embargo, no lo hará con el mismo equipo creativo: mientras que el guionista Roy Thomas mantiene su puesto, John Buscema -quien ya nos deleitara en Los Vengadores y en Estela Plateada- tomará el relevo de Barry Windsor-Smith a los lápices.


En principio, este cambio no me terminó de encajar. En el primer tomo recopilatorio quedé tan encantado con el trabajo de Smith que, sinceramente, sentí que nadie podría llenar las botas en su lugar. Una sensación que se acentuaba en ese mismo libro, con los relatos dibujados por artistas de la talla de Jim Starlin o Gil Kane. Dibujantes que me suelen encantar, pero que no le llegan ni a la suela de los zapatos en cuanto a ilustrar el género de espada y brujería se refiere. La misma sensación he tenido con los primeros pasos del mayor de los Buscema dentro de la nueva cabecera.

Sé que esto suena a sacrilegio; estoy informado de cuan querido es como dibujante del cimmerio. No obstante, no puedo tapar el sol con un dedo y fingir que, de primeras, me ha encandilado tanto como a la mayoría de aficionados. Al menos, en cuánto a su primer trabajo dentro en dicho magazín -mismo que da título y portada al presente volumen- se refiere. 


"La Maldición del No-Muerto" es el título de la mencionada historieta, primer relato de otros tantos que conforman este segundo recopilatorio. En ella, Roy Thomas se encarga de re-adaptar un relato de Howard no relacionado con la era hiboria, poniendo a Conan y a  Red Sonja en papel protagónico. Resulta irónico, puesto que la intención original de The Savage Sword of Conan no era sino la de crear adaptaciones fidedignas que respetasen el espíritu original de los relatos, pero debido al corto tiempo disponible entre el anuncio del primer número y su publicación, se optó por reutilizar un número todavía no publicado de Conan the Barbarian para cumplir la cuota. El resto se completó con una reimpresión de la "Hija del Gigante de Hielo" (visto en el anterior tomo) y Blackmark, una obra propia de Gil Kane. Ninguna de las dos se ha incluido en la presente edición.

Dadas las circunstancias, reconozco que es un poco injusto hacer de menos a John Buscema basándonos en este trabajo. No dibujó el número con el formato de revista en mente; para él, era un episodio más de Conan el Bárbaro, con la censura de la Comics Code Authority incluida y a tamaño de pliego reducido. Por ello, Pablo Marcos, el entintador, tuvo que hacer magia con la pluma para readaptar los originales al formato en blanco y negro en el que finalmente se publicarían. Desde luego que Big John se tendría que esperar unos meses a desplegar su auténtico potencial.


La ocasión no tardaría en llegar: The Savage Sword of Conan #2 se lanzaría al mercado en pleno octubre de 1974, y con él llegaría la consagración de Buscema como gran artista al cargo de la colección. Con todo el tiempo de producción requerido, listo para demostrar de qué era verdaderamente capaz a los lápices; especialmente ahora, cuando Thomas había podido preparar una adaptación adecuada de los relatos de Robert E. Howard. Por esas mismas razones, la segunda entrega estaría internamente dividida en varios capítulos: "El Coloso Negro", "Las Hordas del Velado" y "El Carro del Hombre-Demonio". Divisiones que además servirían para repartir de manera adecuada el peso narrativo de tan extenso relato. 

Porque si algún mérito le podemos dar a este número es, sin ninguna duda, la atípica narrativa que utiliza para desarrollarse: es pausado, lento. Se toma el lujo de incidir en todo tipo de detalles; desde la aventura de un ladrón -desconocido para el lector- en las ruinas de un antiguo imperio, hasta todo tipo de tejemanejes políticos y territoriales -francamente interesantes- en los que se ve involucrado el protagonista. Personalmente, y tan solo después de "Clavos Rojos", considero a este relato como el mejor que se ha creado nunca sobre el personaje; al menos entre los que ya he leído. 

Como os comentaba antes, la consagración de John Buscema tiene lugar aquí. Y no es para menos: brilla en la creación de entornos medievales, así como resulta fabuloso dibujando a los caballeros envueltos en armadura; especialmente si consideramos la cantidad de detalles que en ellos imprime. Las secuencias de batalla, las mujeres hermosas, los terroríficos monstruos; todo en una explosión de creatividad y técnica a los lápices. Es un Buscema a varios niveles por encima de lo que anteriormente ofrecía. Y yo, claro, no podría estar más contento con ello. Parece que Barry Smith tiene ya su digno relevo. 


El siguiente relato ya incluido en The Savage of Sword of Conan #3 sería una continuación directa del anterior. Tanto es así que conservaba la mayoría de personajes secundarios -entre los que la princesa Yasmela brillaba- y el mismo entorno para retomar uno de los hilos dejados al aire al principio del anterior relato: el secuestro del legítimo rey, cuyo rescate recaería en manos del propio Conan. Lo mismo ocurría con el dibujo, que siguiendo a manos de John Buscema garantizaba una calidad como mínimo igual a la ya vista en el magazín. Además de continuar el mencionado hilo argumental, este nuevo relato traía consigo un ritmo marcadamente más ligero que contrastaría con la densidad argumental de "Coloso Negro", trayendo consigo, además, un cierre francamente satisfactorio. 

Aparte de todo lo dicho, destacaría también uno de los temas recurrentes tanto en este relato como en el anterior: la capacidad de liderazgo de Conan dentro del campo de batalla. Esto podría pasar por alto, pero es muy importante en el devenir del personaje en tanto que hace referencia a su futura coronación como rey. La capacidad para liderar tropas es algo que no demuestra en Conan the Barbarian, en dónde se sabe que todavía es joven; no obstante, con las presentes historietas, se establece que The Savage Sword of Conan se ambienta en un periodo mucho más avanzado de su vida; a pocos años de su coronación, de hecho. Con ello, por el momento, ya tenemos otro elemento diferenciador respecto a su colección hermana. 

La cosa no termina ahí. El tercer magazín viene aderezado con un segundo relato, no relacionado, pero dibujado por Tony de Zúñiga, con los habituales guiones de Roy Thomas. Adapta una historia escrita originalmente Björn Nberg, uno de los más destacados seguidores de Howard. Este segunda historieta no deja de ser una mera curiosidad que, pese a tener un dibujo interesante -gracias a la flexibilidad de los personajes y al acabado en tinta bruta- no llega a brillar del todo y queda opacada por todo lo previo; especialmente en cuanto a guion se refiere. 


El volumen cierra con The Savage Sword of Conan #4, una historia que traslada a Conan dentro de una misteriosa isla en la que, como suele ser habitual, habitan peligros de todo tipo: desde un gigantesco simio hasta unas terroríficas estatuas que cobran vida con la luna llena. Nuevamente, el dibujo de John Buscema es el que marca la diferencia en cuanto a calidad técnica y artística se refiere; especialmente a la hora de recrear un entorno tan inhóspito como el de la isla  que sirve de escenario. No es para nada sencillo conseguir reflejar la frondosidad de la naturaleza de ese modo, pero sin embargo, lo consigue con creces. Tampoco debemos demeritar el trabajo de Alfredo Alcalá; el entintador de este y de los anteriores trabajos de Buscema, quien con su pluma termina de refinarlos.

Otro aspecto que llama la atención del cuarto magazín es de nuevo la continuidad respecto a los dos anteriores números. Se trata de una continuidad más discreta, menos directa; pero se halla presente, de todos modos. Tal y como cierra este relato -Conan escapa de la isla en barco y liderando a su vez una tripulación de piratas- no puedo evitar tener cierta expectativa por ver si en la quinta entrega, ya en el siguiente volumen, se continuará el relato o, por el contrario, se volverá al formato de historietas sueltas.


Con los cuatro primeros números de The Savage Sword of Conan, lo cierto es que John Buscema me ha demostrado a la fuerza lo muy capaz que es como heredero de Barry Windsor-Smith. Al principio, como ya os había comentado, no tenía demasiadas expectativas al respecto; y no por desdén a Buscema, sino por el altísimo listón dejado por Smith en Savage Tales. Además, tampoco podemos olvidar que el principal atractivo de esta cabecera es su formato: páginas en gran tamaño, papel poroso y tinta bruta. Por tanto, resulta evidente que el apartado gráfico -ensalzado por los mejores dibujantes- es esencial para disfrutar de La Espada Salvaje de Conan. La colección necesita a alguien a la altura de las expectativas, y en ese respecto, John ha terminado por encajar a la perfección.

Como valoración general, tanto el guion de Roy Thomas como el dibujo de John Buscema y Alfredo Alcalá están a un altísimo nivel. Considero -además- que el presente tomo está varios peldaños por encima de algunos de los números de Savage Tales; no es de extrañar, dado que el grueso del mismo está cubierto por las adaptaciones de varios de los mejores relatos de Robert E. Howard. La calidad aquí es ineludible, vaya.

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