Reseña de Biblioteca Conan: La Espada Salvaje de Conan 1 (1971-1974)


Que en pleno febrero de 2024 esté hablando de una serie como la Espada Salvaje de Conan debería sorprender a propios y extraños. Quiero decir, con toda la corta trayectoria que ha tenido mi blog sobre reseñas de cómics, no es tan común como debería el hecho de que me salga de su tónica habitual para ofrecer un contenido algo más variado. Suelo tener preferencias hacia las historias de superhéroes; no lo oculto. Sin embargo, dado que estamos frente al nuevo año, he decidido probar con otros géneros, como lo es en este caso el de la espada y brujería.

Haber elegido precisamente las historias de un personaje como Conan el Bárbaro no es fruto de la casualidad. Realmente, la elección tuvo lugar en el momento en que Panini Cómics publicó la grapa número 0 de la actual colección del personaje a precio reducido de tan solo 1,50 euros. Fascinado con el trabajo realizado por Jim Zub y Roberto de la Torre, me decidí a explorar las distintas series y cabeceras que la franquicia ha tenido dentro del mundo del cómic, con el único fin de encontrar aquélla que fuera ideal para mis inquietudes como lector. 

La escogida para la ocasión tras meditarlo bastante fue la colección Biblioteca Conan que recopila (o recopilará) todos los números de The Savage Sword of Conan. El magazín se publicó originalmente en blanco y negro, al igual que el resto de la época. Esto se hacía con una muy buena razón, pues al elegir un formato alternativo al del clásico comic-book, la editorial podía permitirse saltarse las restricciones de la Comics Code Authority que se imponían en el resto de las cabeceras. 

Estas características son las que me han atraído a empezar a leer en este punto, pues está garantizado que las mismas permitieron a sus creadores salirse de la tónica imperante en la Marvel Comics de la época, contrario a lo que ocurría con la serie estándar de Conan the Barbarian cuyo estilo se asemeja más al del resto de títulos de la compañía.


Por otra parte, me he visto atraído de sobremanera a la colección gracias a la más reciente edición que se ha publicado en España recopilando todos sus números. Se tratan de unos tomos en tapa dura, de aproximadamente doscientas páginas, en puro blanco y negro, a tamaño mayor al estándar del cómic norteamericano (similar al europeo) y precio bastante más competitivo de lo que uno esperaría en una edición de esta índole. Entre el tamaño de las páginas y la excelente calidad de impresión se puede sacar en claro que la Espada Salvaje de Conan es, ante todo, una serie que gira en torno a la más alta calidad gráfica ofrecida por la flor y nata de los artistas marvelianos. 

Cabe decir que en el primer volumen no encontramos el inicio real de la colección. En realidad, aquí se incluyen los cinco primeros números de Savage Tales, la predecesora en la que se comenzaron a publicar las aventuras en blanco y negro del Cimmerio por la mano de Roy Thomas y Barry Windsor-Smith. Era una revista en la que, si bien Conan era el atractivo principal, compartía espacio con historias de Ka-Zar y otros personajes desarrolladas por variados equipos creativos. Sin embargo, en esta edición se limitan a incluir únicamente lo relacionado con la obra de Robert E. Howard. 


Centrándonos de una vez en el contenido, hay bastantes cosas que llaman la atención dentro de estos cinco números de Savage Tales. Todas las historias de Conan que se desarrollan entre dichas páginas tienen los guiones de Roy Thomas, a quien podríamos considerar como el patriarca de la franquicia tras el desafortunado fallecimiento de su creador original, Robert E. Howard. La cantidad de historias que Thomas ha llegado a adaptar, crear y desarrollar durante tantos años le convierten en el digno sucesor del escritor. Pese a ello, quien brilla de verdad en estas historias no es otro que Barry Smith, el primer dibujante de cómics en encargarse de la serie regular de Conan el Bárbaro.

El dibujo de Barry Windsor-Smith es un deleite en blanco y negro. Como apasionado del cómic, me he visto obligado a pausar continuamente la lectura con tal de apreciar todos y cada uno de los detallados dibujos del artista, recreándome como pocas veces en cada página, en cada viñeta ilustrada por él. No es exagerado afirmar que esta ha sido una de las mejores experiencias que he tenido en cuanto al apartado visual de cómic alguno. 

Es un goce disfrutar de cada pausa, cada movimiento que realizan los personajes. Además, el hecho es que justo estos números que menciono de Barry Windsor-Smith están poblados por las adaptaciones de historias míticas de la figura literaria original: la Hija del Gigante de Hielo y Clavos Rojos. Ambos cómics poseen una calidad soberbia tanto por parte de Roy Thomas como por parte de Barry Smith.

Clavos Rojos, la más extensa de las dos, se extiende durante dos números completos que la posicionan como el relato más largo y complejo de todo el volumen. Tras leerla, uno entiende perfectamente por qué es considerada como uno de los mayores picos de calidad en toda la franquicia del Cimmerio. La prosa de Thomas y el arte de Smith, cada uno por su parte, logran alcanzar un cénit creativo de tal calibre que los creadores de posteriores relatos dentro del mismo volumen se hallan con dificultades por igualarlo. Eso es así, le pese a quien le pese.


Tras tanta fascinación con estos Savage Tales, considero que las historias posteriores a la marcha de Barry Smith son considerablemente peores. A él le sustituyen grandes estrellas de la década de los setenta como Gil Kane, Neal Adams o Jim Starlin, que si bien son grandes dibujantes cuyo talento no puede ponerse en duda, sí considero que no están a la altura de un personaje como Conan. Quiero decir, son números chulos y vistosos, con plenitud de cualidades por ofrecer, pero es que, como Barry Windsor-Smith, no hay ningún otro. No logran transmitir ese "algo" que sí tiene el artista británico.

Otro elemento que no me ha gustado, aunque ajeno a los propios tebeos, es la excesiva cantidad de extras que contiene. Sé que es algo demasiado personal como para ser tenido en cuenta, pero me molesta la abrumadora abundancia de extras, artículos, editoriales, correo de lectores, portadas que contiene este volumen. Sin exagerar, puede que la mitad de las páginas sean puros extras que en mi caso no son esenciales para disfrutar de estos relatos. De momento, no le tengo tanto aprecio a Conan como para querer entrar en profundidad a leer todos esos artículos, por lo que me puedo decir sin tapujos que, para mí, sobran completamente. En su lugar, habría incluido más episodios, que lo que quiero yo es leer cómics y no otra cosa. 

Pese a las contrariedades, me ha dejado muy satisfecho esta lectura. La edición es buena, bonita y (relativamente) barata, así como el contenido, que generalmente es de bastante buena calidad. No obstante, echaré de menos la participación de Barry Windsor-Smith, aunque el hecho de que Roy Thomas se mantenga a los guiones me da un ápice de confianza. Es buen guionista y confío en su criterio para elegir un sustituto adecuado al legado dejado por este dibujante. Por lo pronto, estoy ansioso de conseguir ya el siguiente tomo con el inicio real de The Savage Sword of Conan. ¡Por Crom, seguiré leyendo y reseñando cómics del cimmerio en lo que resta de año!


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