Reseña de Marvel Now! Deluxe. The Ultimates de Al Ewing 1: Empieza por lo imposible

Con las Secret Wars de 2015, aquel evento orquestado por Jonathan Hickman, muchas cosas tuvieron su fin. Es que ya sabéis que todo muere, y muchas cosas murieron, pero quizás lo más importante (lo siento por los 4F) que se perdió tras el final de aquella miniserie fue el Universo Ultimate, un proyecto que Marvel llevaba arrastrando desde principios de siglo. Fue una línea de cómics alternativa que presentaba actualizados a todos los héroes tradicionales de la Casa de las Ideas, tales como Spiderman, los X-Men, los Cuatro Fantásticos y los Vengadores. Mark Millar y Bryan Hitch fueron los encargados de actualizar el mito de ese último grupo de superhéroes; no obstante, y a diferencia de los clásicos, no se llamarían Vengadores como tal. En su lugar, portarían el nombre de 'Ultimates'.

Con la definitiva disolución del Universo Ultimate en el año 2015, la cabecera de los Ultimates quedaría huérfana, sin una continuidad propia. A priori, lo lógico habría sido cancelarla y olvidarse completamente del título, pero tal parece que la editorial tenía otros planes... 

Se decidió que Al Ewing sería el encargado de una nueva iteración del equipo, una que poco o nada tendría que ver con el enfoque seguido por Mark Millar en la cabecera. Los rincones cósmicos del Universo Marvel tradicional quedaron muy abandonados con la pérdida de los Cuatro Fantásticos, por lo que esta nueva serie se encargaría de cubrir ese cupo, a la vez que exploraba una serie de personajes más bien olvidados, que están muy lejos de ser Thor o el Capitán América en popularidad (con la salvedad de Carol Danvers y T'Challa). Lógicamente, en una serie de estas características, Ewing tiene barra libre para hacer lo que se le plazca y establecer sus propios conceptos, muchos de ellos con continuidad en sus posteriores obras. En otras palabras: este es un gran imprescindible Marvel de los últimos años, que por una razón u otra ha sido injustamente denostado pese a lo relevante del planteamiento.

La recuperación de conceptos clásicos largo tiempo olvidados es uno de los grandes ingredientes que hacen atractiva a esta colección, elementos que recuerdan a Jim Starlin, el creador de Thanos, en sus mejores etapas creativas. Estoy hablando de Galactus, el Tribunal Viviente, Eternidad, la Fuerza Fénix, el Señor del Orden, el Señor del Caos, etcétera, etcétera. Es uno de los grandes pilares en los que se sustenta toda la serie. El marcado enfoque a la ciencia ficción, a la cosmología, a los conceptos puramente metafísicos que tanto parece disfrutar Ewing. Es una oda a todo eso. 

Explorar todos estos aspectos de la cosmología marvelita no es tarea fácil, por lo que en los Ultimates son necesarios héroes auténticamente poderosos que sean capaces de afrontar problemas de tal escala. Es por ello que en la alineación encontramos nombres como los de Capitana Marvel, (Carol Danvers) Maravilla Azul, (el Doctor Adam Brashear) Fotón, (Monica Rambeau, la segunda en tomar el manto del Capitán Marvel) y America Chavez; y eso sin tener en cuenta a Pantera Negra, (T'Challa) que aporta su tecnología e inteligencia a la ecuación. Se trata de una formación tan singular como inexplorada, que guarda un potencial sumamente interesante dentro de una aventura de este nivel.

El momento en el que el lector de verdad se engancha con la colección es cuando se deja bien en claro las líneas que se seguirán en los siguientes números, justo en el primer arco argumental, en este tomo. La singular manera en la que este grupito de héroes se enfrenta a las amenazas galácticas es sumamente original y creativa, pues no todo se trata de darse puñetazos y patadas con el malo hasta que uno de los dos caiga derrotado: se trata de solucionar el problema de manera definitiva. Los grandes problemas de escala cósmica requieren soluciones efectivas y permanentes, identificar el problema y cortarlo de raíz. Esto es algo que se ejemplifica a las mil maravillas con el primer logro que consiguen: curar el hambre de Galactus, el Devorador de Mundos

Desde la era de Stan Lee y Jack Kirby al frente de los Cuatro Fantásticos, hemos atestiguado cómo el Devorador de Mundos se presentaba como una fuerza de la naturaleza esencial para el equilibrio universal. Sin embargo, debemos recordarnos que estamos ante un renacido Universo Marvel, uno en el que las viejas normas pueden (o no) variar, por lo que se decide poner en práctica un plan por el cual Galactus acabaría renaciendo mediante la máquina que originalmente le vio nacer. Ahora, él es el Sembrador de Mundos. Ya no acaba con la vida; ahora la crea, redimiendo de cierta forma todo el mal perpetrado. 

Todo en esta serie rezuma creatividad, tanto los conceptos, las ideas, como la manera en la que se llevan a cabo. Como dice el propio Al Ewing en el prólogo de este volumen, esta sensación no habría sido posible sin las aportaciones de Kenneth Rocafort, el puertorriqueño encargado de la gran mayoría de páginas protagonizadas por los Ultimates. Es un dibujante que logra aportar sus dosis de originalidad y creatividad, que estoy seguro de que, sin su trabajo, esta colección no sería tan buena. No es por desmerecer a Ewing (Odín me libre de desmerecer a tan talentoso guionista), pero es que es innegable que la obra de Rocafort es uno de los pilares fundamentales de la serie, especialmente con el coloreado de Dan Brown, que también comparte gran parte del mérito. Ultimates es, a todas luces, una maravilla gráfica sin igual. 

Por si nada de esto te ha terminado de convencer (y mira que me parece complicado), estoy seguro de que te caerás de la silla cuando te hable del papel que Thanos posee en esta historia. Quiero decir, como alguien que dio sus primeros pasos con las obras de Jim Starlin en la Casa de las Ideas, os puedo confirmar que el Titán Loco está perfectamente reconocible en todas y cada una de las apariciones que realiza en estos números. Esto es algo que, de verdad de la buena, no me esperaba ver en un tebeo reciente. En la miniserie de Thanos Rising, escrita por Jason Aaron, por poner un ejemplo, no fui capaz de ver reflejado al titán que yo conocía; lo mismo pasa con Infinito, de Jonathan Hickman. Es un gustazo ver que Ewing sí que es un apasionado de la visión clásica de este gran villano, no como otros.

Pero si hay que reconocerle un mérito (otro más) a Al Ewing, es la capacidad que tiene para aprovechar los cruces forzados con el evento superheroico de turno; con Civil War II, en este caso particular. Dejando de lado la calidad que posea como tal el evento, no cabe discusión alguna en el hecho de que en Ultimates se aprovecha de manera bastante correcta la oportunidad otorgada en un cruce de esta índole, sirviendo como una especie de revulsivo para el argumento de la propia serie. Además de eso, algunos detalles aportan claridad hacia varios de los sucesos más importantes de dicho evento, por lo que quizás se hace necesario leer ambas historias al mismo tiempo si quieres estar al tanto de todos los detalles. Eso queda a la elección de cada uno.

La conclusión a la que quiero llegar con estas líneas es que los Ultimates de Al Ewing no merecen pasar tan desapercibidos por el círculo lector. Otras series del autor, como 'El Inmortal Hulk', están muchísimo más establecidas dentro del sector y son lo suficientemente conocidas como para haber sido reeditadas varias veces en un corto periodo de tiempo, y creo que estos Ultimates también merecen recibir un trato así. De hecho, pese a lo diferentes que ambas son, comparten varios conceptos entre sí que logran transmitir la sensación de que siguen una suerte de historia río, una que desemboca en las dos miniseries de los Defensores escritas por Ewing. Al final, todo lo que saca este guionista en Marvel es oro puro, por lo que os recomiendo encarecidamente haceros con este tomo. 

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