Reseña de El Asombroso Spiderman 6-8: El Retorno del Duende, de Wells y Romita Jr.

La etapa de Zeb Wells ha cumplido ya un año desde su primera entrega publicada en este país, y por desgracia no he sido todo lo constante que me habría gustado ser con esta serie. Desde el inicio me pareció una propuesta sumamente adictiva, con ese saborcillo clásico que creo que le faltó a la anterior etapa de Beyond, aquella de la que el mismo Wells formaba parte.

Por ello, considero que es una lástima que mi propia pila de lecturas no me haya permitido traer con más regularidad a este blog mis opiniones sobre los episodios que mes a mes Panini va publicando. He estado todo este año sin leer un solo número de la colección, y ha sido justo en este año cuando la comunidad ha explotado contra The Amazing Spider-Man y Zeb Wells en una polémica como pocas se han visto este año.

No creo que deba entrar a ese trapo ahora; dejémoslo para más adelante, cuando nos hayamos puesto al día en la edición nacional. Por ahora, la serie está en un pequeño oasis del que, os aviso, saldremos más pronto que tarde. 

Todos conocemos el saborcillo ochentero que la dupla de Wells y Romita Jr. está imprimiendo en esta etapa del trepamuros; ya lo vimos en el primer arco con la guerra de bandas de Lápida y la Rosa, elementos muy propios de aquellos años en la franquicia arácnida. Es algo que me consta que ha atraído a muchos lectores veteranos a, por lo menos, hacerse con los números más esenciales de la etapa.

Aquella época estaba muy marcada por el Spiderman de Roger Stern, y no cabe duda que Wells está fijándose mucho en su trabajo para ofrecer una experiencia lo más cercana posible a los tebeos del momento, atrayendo no solo a los lectores veteranos, sino que también a los más jóvenes. Ese, de hecho, es mi caso, pues yo no conocí de primera mano aquellas historias (entre otras razones, por aquello de todavía no haber nacido...) 

En un sentido literal, este es mi primer contacto con el Duende y los misterios que le rodean. Yo ya sabía que en el pasado fue un personaje cuya identidad formaba parte de uno de los mayores misterios de toda la franquicia arácnida, pero esta es la primera vez que lo vivo en mis propias carnes. Los números siete y ocho de la edición española de esta etapa giran en torno a un nuevo misterio relacionado con el personaje, o mejor dicho; con los personajes. 

Este arco argumental ha retomado la intriga que caracteriza al personaje al utilizar varias versiones del mismo a la vez. Se juega mucho con el misterio de quién es el Duende y quién deja de serlo, si Norman Osborn y su turbulento pasado tienen algo que ver con todo este embrollo. Obviamente, el dibujo de John Romita Jr. aporta mucho en cuanto a sensaciones nostálgicas se refiere, pues no olvidemos que era uno de los compañeros de Stern en su magnífica etapa.


No puedo decir que no he disfrutado de estos números, pues eso sería faltar a la verdad, pero debo reconocer que no han sido mis favoritos de lo que llevamos de etapa. Es que, a día de hoy, todo esto de los Duendes me da muchísima pereza por lo gastado que está desde hace tiempo, especialmente viendo por donde va a tirar Wells con esta línea argumental al dejarla abierta a próximos episodios.

Es que resulta que todo lo que aquí acontece viene dado por las manipulaciones de la Reina Duende (la de Spiderman, no el clon) para, en apariencia, devolver a Osborn a su estado original antes de lo del Comepecados. Eso sí que es algo que no me gustaría para nada, a decir verdad. Sé muy bien que esto de los villanos volviéndose buenos nunca dura demasiado en el cómic de superhéroes, pero me agradaría que lo de Norman se mantuviera un tiempo más, ya que estamos con ello. Me imagino que en próximos números se retomará el asunto.


Lo que me he dejado por comentar hasta el final es la gran cantidad de números relacionados con eventos que hay entre los tres episodios que dura este arco. Quiero decir, los dos capítulos anteriores al arco del Duende son relacionados, por un lado, a la Gala Fuego Infernal de 2022 y, por el otro, al evento del Día del Juicio en el que la Patrulla-X, los Vengadores y los Eternos tuvieron su gran guerra particular. A mi forma de ver, son episodios totalmente prescindibles en cuanto calidad como por importancia dentro de la historia; al final, son solo un par de tie-in totalmente fuera de la trama en los que John Romita Jr. ni siquiera participa. 

Lo malo de esto es que el prólogo del evento que cruza a Spiderman con la Patrulla-X no se puede esquivar de ninguna manera, pues es parte de la octava entrega de la serie, donde se resuelve el conflicto del Duende. No hace falta ni que os diga la mala pinta que tiene esa cosa de la Red Oscura, como tampoco hace falta que os recomiende saltárosla por completo e ignorar los siguientes números que tendrán relación con ella. 

Por ahora, el buen sabor de boca que me está dejando el trabajo de Zeb Wells en Spiderman es  innegable, y no quiero que se me malentienda; me está encantando la etapa. Puede que este arco me haya parecido un pelín flojo por aquello de repetir tramas y esquemas del pasado, por abrirle la puerta a aquello que no me gustaría que pasase, pero en general creo que la serie mantiene un buen nivel.

Lo que la arruina un poco a mi parecer es la gran cantidad de eventos, especiales y cruces que están teniendo lugar y que cortan de sobremanera el ritmo que ya tenía en sus primeros números. Que si especial 900 USA, que si Gala Mutante, que si Día del Juicio; ahora, Red Oscura. ¿Qué será lo próximo? Es inaguantable tanta interrupción a los guiones de Wells y Romita Jr. Así es imposible mantener un estándar de calidad. 

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