Reseña de Marvel Premiere. Amanecer de X 7


El esperadísimo regreso de la serie de Lobezno ha convertido este séptimo volumen de Amanecer de X en uno de los más codiciados y esperados de toda la colección, y no es para menos; que el guionista sea un escritor que da tan buenos resultados en su etapa de X-Force y que el dibujante sea el veterano Adam Kubert, llama la atención de cualquier aficionado al mutante de las garras de adamantium. Fuera de eso, tenemos la continuación de Merodeadores tras el sorprendente final que tuvo el anterior número, así como doble dosis de hechicería mutante con Excalibur y el precoz fin de etapa de una de las colecciones más frescas y divertidas en este relanzamiento de la franquicia. 


Para mi sorpresa, la breve etapa de Jonathan Hickman con los Nuevos Mutantes llega a su fin en su séptimo número. Yo pensé que este escritor se mantendría durante bastantes más números, pero parece ser que desde el principio la idea era tan solo escribir una historia ligera de estos personajes creados por Chris Claremont y Bill Sienkiewicz, lo justo para un TPB, supongo. Ha resultado ser una miniserie maja, simpática y divertida, llena de aventuras y comedia que seguro hace las delicias de los lectores más veteranos de la franquicia que añoraron durante años el regreso del equipo original al completo. Me ha gustado mucho, y por eso mismo considero que es una auténtica lástima que no vaya a seguir por este camino. El equipo formado por Rod Reis y Jonathan Hickman ha sido brillante y me encantaría verlos trabajar juntos en el futuro, aunque sea en terreno independiente.


Comienza la nueva serie regular de Lobezno tras más de seis años sin tener un título propio más allá de su legado. Sí, se ha hecho de rogar: muchos esperábamos que la serie fuera una de las que iniciaron junto al Amanecer de X en lugar de la bochornosa (¡y ya cancelada!) Ángeles Caídos. La espera, eso sí, ha valido totalmente la pena. Yo nunca he sido muy de las series regulares de Lobezno, pero me parece que Benjamin Percy, el guionista de este cómic, ha sabido darle ese toquecillo del personaje que tanto me gusta y como pocos lo han logrado, sin pasarse de rosca con el tono sombrío que tradicionalmente se asocia al personaje. La serie aprovecha algunos de los conceptos más chulos de Dinastía de X / Potencias de X para traer una historia que gira alrededor del tráfico de drogas encarnado en las flores medicinales de Krakoa. Tanto es así que introducen un nuevo personaje llamado Jeff Bannister, un excéntrico agente de la CIA que está encargado de investigar los casos relacionados con la nueva droga floral. Poco más se puede decir de lo visto en este primer número. Adam Kubert está fantástico y visceral en el dibujo y Benjamin Percy, por su parte, ofrece lo que es básicamente una historia de introducción que bien podría ser de la serie regular de X-Force. No sé, me parece muy molón.


Séptima prueba de que Merodeadores es una de las series con más corazón del panorama mutante actual, una serie que respeta la continuidad (de todas las épocas) sin dejar de lado las ideas frescas que caracterizan a la era de Krakoa. Por ejemplo, Calisto, la antigua líder de los Morlocks, cuya primera aparición data en el The Uncanny X-Men #189 USA, en el año 1983, aparece como el nuevo Caballo Blanco de la Sociedad Mercantil Fuego Infernal, siendo una adición más que interesante en el plantel de personajes. Jumbo Carnation también tiene su regreso en este número, esta vez proveniente de la etapa de Grant Morrison con la Nueva Patrulla-X, otra adición más que importante al casting. De hecho, es él quien en este episodio tiene la idea de crear una Gala Fuego Infernal, y ya sabéis que eso es algo muy importante en los años más recientes de la franquicia. Como podéis ver, Stefano Caselli estrena sus dibujos en Merodeadores de una forma realmente envidiable, en un número realmente excelente. ¡Espero que la colección siga subiendo de nivel como ha hecho hasta ahora!


Para compensar la falta de X-Force en este volumen, se ha decidido incluir un mini arco argumental completo de Excalibur que abarca dos números completos: el séptimo y el octavo, continuando así las aventuras de la Capitana Britania y su equipo en una misión encargada por el mismísimo Apocalipsis. La misión consiste en dar caza y traer las cabezas de los Lobos de Guerra, los clásicos villanos que fueron presentados por primera vez en la primera aparición de Excalibur, cortesía de los legendarios Chris Claremont y Alan Davis. Para ello, se apuntan a un coto de caza privado gestionado por un ricachón inglés de lo más excéntrico y rarito. Más allá de que en las últimas páginas de esta saga vuelve uno de los miembros originales del grupo, poco más tiene por aportar. Desconozco si esas cabezas de Lobos de Guerra puedan ser relevantes en el futuro, pero lo que sí sé es que, juzgando por esta dupla de episodios, parece algo realmente irrelevante.


Jonathan Hickman escribe la serie de la Patrulla-X de una manera por particular, muy distinta a las otras colecciones con las que compartía estanterías. Cada episodio es una pieza en el gran rompecabezas que está diseñando, historias aparentemente auto contenidas que exploran distintas facetas de la nueva nación mutante. Este número explora desde el punto de vista religioso de Rondador Nocturno las implicaciones que tiene la resurrección mutante y la recién formulada idea del Crisol. Yo solo puedo quitarme el sombrero ante la profunda reflexión que Jonathan Hickman desarrolla a lo largo de este tebeo. Por otra parte, eso del Crisol me ha parecido un concepto realmente interesante que explica y soluciona algunos de los cabos sueltos que han quedado a día de hoy tantos años después de Dinastía de M, el gran evento Marvel que escribiera Brian Michael Bendis hace ya más de quince años. No quisiera destriparte este tebeo si todavía no lo has leído, pero que sepas que contiene un tratamiento de la moral de los personajes realmente interesante que te deja con más preguntas que respuestas. 

Los mutantes han cambiado; sus tradiciones, también. 


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