Reseña de New X-Men de Grant Morrison

La transición de la Patrulla-X al siglo XXI

Grant Morrison es uno de los autores más alabados dentro del mundo del cómic americano. Su trabajo editorial está plagado de reinterpretaciones de grandes personajes como Superman, Doom Patrol, Batman o la JLA, siendo obras que le han convertido en un autor al que normalmente se le relaciona con el universo de DC Comics o con el sello de Vertigo. Resulta obvio, pues, que con el éxito alcanzado en la competencia, en algún momento escribiera algo para la Casa de las Ideas, y así fue; en el año 2001, como parte de la tan necesitada renovación de la franquicia de los X-Men, Grant Morrison se convirtió en el guionista fijo de la colección mutante por excelencia. 

La cabecera fue titulada como New X-Men y su logo fue ideado por el mismísimo Morrison para la ocasión. Las cosas antes de su llegada no estaban funcionando: el cansancio y la fatiga habían hecho mella en los tebeos mutantes durante la década de los noventa, y eso fue algo que se seguía arrastrando en el nuevo siglo veintiuno. En aquel momento la primera película de los X-Men de Bryan Singer ya se había estrenado y la secuela estaba ya de camino, por lo que era importante "limpiar" la imagen de los tebeos de X-Men e intentar asemejarlos a su universo cinematográfico con el fin de impulsar las ventas, y bueno, ¿Quién mejor que un escritor como Grant Morrison para ello?

Se tomaron una serie de decisiones entre el escocés y la editorial: una de ellas fue la controvertida decisión de eliminar los icónicos disfraces del grupo de superhéroes a cambio de enfundarles en unos trajes de cuero similares a los vistos en las salas de cine. Esto fue con el fin de hacerles ver más "modernos" y maduros. Sea como fuere, la nueva etapa cumplió su función de acercar nuevos lectores, recuperar a los viejos y remodelar la franquicia mutante de cara al nuevo siglo. Bienvenidos a New X-Men.

La nueva edición

Antes de meternos de lleno a hablar de esta colección, creo menester comentar brevemente la edición que he leído para dar forma a esta reseña. 

Durante el tormentoso año 2020, Panini España comenzó la reedición de estos New X-Men dentro de un coleccionable de siete volúmenes, con un grosor de páginas que variaba tomo a tomo pero, aun con ello, el precio por unidad era de 15 euros. Estos siete tomos son (quizás) la mejor opción para embarcarse a leer la susodicha etapa. Es una verdadera lástima que casi la mitad de ellos se encuentren agotados en la propia tienda online de la editorial; los únicos que se encuentran disponibles a día de hoy son los cuatro primeros. Espero que Panini se digne a reeditar la colección, ya sea reimprimiéndola en este formato o creando uno nuevo para la ocasión

Un nuevo comienzo para los X-Men

New X-Men comienza con un gran golpe de efecto con el cual se espera que enganche al lector, ignorando casi completamente lo ocurrido en los anteriores números de la cabecera: El genocidio (y no, no es spoiler) de Genosha, la nación mutante de Magneto en donde vivían más de dieciséis millones de portadores del gen x. Este salvaje, crudo y devastador comienzo de etapa se narra tan solo en los tres primeros episodios.

En un principio el asunto parece terminar allí, pero la masacre de Genosha extiende su sombra a lo largo y ancho de la colección, convirtiéndose, tanto directamente como indirectamente, en el punto de quiebre que lo desencadena todo. Una Patrulla-X formada por Cíclope, Jean Grey, La Bestia, Lobezno y la recién llegada Emma Frost (aquí vemos el origen de su actual papel dentro de la franquicia) deberá hacerse cargo de una escuela llena de mutantes adolescentes dirigida por el Profesor X, Charles Xavier. 

Es que, precisamente, uno de los mayores logros de Morrison fue volver a convertir el Instituto Xavier en un colegio totalmente funcional. Aunque claro, con la diferencia de que son niños mutantes con gran variedad de dones. El entorno escolar es utilizado por el escocés para reflejar algunos de los males de la sociedad que pueden aplicarse aún a día de hoy.

La serie está dividida en varios arcos argumentales y cada uno de los volúmenes abarca un arco distinto. Teniendo en cuenta que estos arcos están repartidos en más de cuarenta episodios, es normal ver que hay altibajos dependiendo del arco argumental. El último, por ejemplo, se siente desconectado del resto de la colección y da la sensación de que Morrison a veces no sabe como hacer fluctuar la información. Pese a todo, creo que es una etapa bastante sólida en su conjunto. Se tocan temas tan interesantes como las revueltas escolares, los abusos, las drogas, la ciencia ficción más pura, la estética punk y rebelde...

A pesar de todos esos temas que se pueden considerar maduros y complicados de abarcar, el guionista encuentra la forma de hacerlos accesibles a todo tipo de lectores. Digo, no es fácil introducir a la continuidad de la Patrulla-X a alguien neófito, y menos con esos elementos complejos, pero Morrison consigue ser accesible a la par que ofrece una historia compleja y llena de matices. Ayuda que no esté tan ceñido a la continuidad de la serie, ignorando incluso el desarrollo de personajes que previamente ya existían. Incluso se homenajean algunas sagas clásicas de la etapa de Chris Claremont y John Byrne, como lo son Días del Futuro Pasado o la Saga de Fénix Oscura, por lo que puede ser un buen acercamiento a estas historias más clásicas de la Patrulla-X

Lo cierto es que el tema artístico es el talón de Aquiles de esta etapa. Me explico: se supone que el dibujante oficial de la serie es Frank Quitely (como suele ser habitual con el guionista escocés), pero por culpa de los retrasos para entregar los números cada mes le sustituyen una serie de dibujantes que, sin ser malos, no están a la altura de Quitely. Entre ellos están dibujantes de la talla de Igor Kordey, Ethan Van Sciver, Phil Jimenéz, Chris Bachalo...

No creo que sea una mala lista de dibujantes (aunque sí considero que es un poco irregular en calidad), pero yo habría preferido que fuera Frank Quitely el encargado de dibujar toda la etapa en lugar de un arco o dos. El baile de dibujantes en el cómic americano no es bueno casi nunca, y creo que Grant Morrison se merecía algo más sólido para ilustrar sus historias.

Conclusión final

Con todos sus altibajos y puntos flojos, la etapa de Grant Morrison fue un punto de inflexión para la Patrulla-X. No solo ha influenciado a muchos de los posteriores autores que han escrito para la franquicia (Un buen ejemplo es Jonathan Hickman, sin ir más lejos), sino que también es un punto de entrada más que ideal para empezar a leer X-Men y sumergirse en esta intrincada continuidad de tebeos mutantes. ¡A leer se ha dicho!

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