Esta semana me han entrado ganas de leer algo clásico de Iron Man, así que he conseguido hacerme con uno de esos Marvel Gold de lomo rojo para continuar desde donde lo dejé el pasado año cuando leí la etapa de David Michelinie, Bob Layton y John Romita Jr. (reseña aquí): aquí comienza nada más y nada menos que la aclamada etapa de Dennis O'Neil y Luke McDonnell con el personaje. A continuación, comparto mis impresiones sobre este cómic.
Puntuación: Clásico Ochentero
Este volumen contiene The Invincible Iron Man 158-165 y Annual 5, publicados entre mayo y diciembre de 1982.
Este volumen de Iron Man comienza de una forma un tanto extraña, al contener una serie de números realizados por variedad de autores -la mayoría de ellos bastante conocidos- dentro de lo que sería una etapa de transición entre la extensa etapa de Michelinie-Layton-Romita y la posterior etapa de Dennis O'Neil y Luke McDonnell. Una corta etapa de transición marcada por la presencia de varias historias autoconclusivas que se alejan bastante de la madurez y brillantez alcanzada en las sagas inmediatamente anteriores. Algo que a mí, en lo personal, me ha decepcionado bastante. Es que de nada sirve tener autores de la talla de Carmine Infantino, Roger McKenzie, Paul Smith (uno de sus primeros trabajos antes de entrar a La Patrulla-X) o el mismísimo Steve Ditko si los vas a utilizar para historias tan básicas, arquetípicas y poco ambiciosas como las que nos encontramos en este punto de la colección. Afortunadamente, es algo que no dura demasiado, pero que aun así me ha disgustado bastante teniendo en cuenta de dónde veníamos.
A partir de este punto, sin embargo, la serie de Iron Man comienza nuevamente a brillar y consigue remontar esos meses más oscuros que los que os acabo de hablar. Y lo hace en primer lugar con el Iron Man Annual #5, un número escrito por Peter Gillis y Ralp Macchio junto al dibujante Jerry Bingham que, como tebeo, me ha parecido una auténtica pasada. Un cómic que lleva a Tony Stark junto a Pantera Negra a las tierras de Wakanda, embarcados en una batalla contra Erik Killmonger, destacando tanto en guion como en dibujo. Sinceramente, me ha parecido de los mejores números anuales que he leído jamás. Y no solo me lo he pasado genial leyendo este episodio especial: también me ha sorprendido bastante con su cliffhanger final, que anuncia la vuelta del Mandarín, uno de los más míticos enemigos del Hombre de Hierro. Vamos, que me ha parecido un cómic muy bueno que recomiendo incluso como lectura suelta.
No obstante, la remontada de la que os acabo de hablar no solamente se hace patente en dicho número anual, puesto que también se ve reflejada en la serie regular del personaje. Concretamente, al momento en que Dennis O'Neil toma oficialmente los lápices de la serie (y no estoy contando sus idas y venidas en la etapa de transición de la que os he hablado antes) junto al dibujante Luke McDonnell. Y esto lo consigue en parte imitando algunas de las mejores sagas de la etapa inmediatamente anterior, en el sentido de que se van construyendo poco a poco tramas a largo plazo. Un enemigo en la sombra que orquesta una serie de ataques contra Stark Internacional, contratando a supervillanos para hacer el trabajo sucio; ¿no os recuerda en parte a lo de Justin Hammer? Y por no hablaros de los villanos que se presentan en estos números, que me han parecido supercreativos a nivel de concepto. Cada uno representa una pieza de ajedrez, con sus poderes y habilidades únicas; el que para mí más destaca es la Torre, pero el resto tampoco se queda atrás.
Vaya, que en general he disfrutado mucho con estos números post-etapa de Michelinie-Layton e inicios de la etapa de Dennis O'Neil y Luke McDonnell. Puede que la transición entre una etapa y otra sea un pelín dura, con tebeos anticuados y poco ambiciosos, pero aun así resultan medianamente disfrutables y además se compensa con lo buenos que resultan los cómics posteriores.
Puntuación: Clásico Ochentero
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