Reseña de Hajime no Ippo 1 de Joji Morikawa


Hace unos días me vi casi obligado a gastarme dinero en un cómic cualquiera. Se acercaba el momento de realizar un trayecto largo en el coche de mi padre, por lo que necesitaba de algo que me pudiera otorgar entretenimiento sin necesidad de recurrir a ningún aparato electrónico. De esta forma, me topé con Hajime no Ippo, un manga de deportes licenciado recientemente en España por la editorial Planeta Cómic y que ha resultado ser una de las mayores sorpresas que me he llevado este año dentro del mundo del cómic. 


Por si no había quedado claro en mis anteriores indagaciones dentro de este mismo blog, el género deportivo es uno de mis preferidos en lo referente al cómic nipón. Blue Lock, que trata sobre fútbol, se ha convertido rápidamente en uno de mis referentes dentro de este submundillo, por lo que era cuestión de tiempo que me interesase por otras series del mismo estilo. 

Aquí es donde entra Hajime no Ippo (o Espíritu de Lucha), que es un manga que trata sobre boxeo, un deporte que a priori no me interesa en lo absoluto. Sin embargo, soy consciente de cómo funcionan este tipo de series y sé que suelen ser interesantes independientemente de que te guste el deporte en el que se basen. Porque vamos, no es que sea yo un gran apasionado del fútbol, y aun así me encanta Blue Lock. En fin, que me salgo del tema: Hajime no Ippo ha captado totalmente mi atención, y por el camino me ha sorprendido gratamente.


La historia nos presenta a Ippo Makunochi, un joven torpe con el que se meten constantemente, ¡Fue el encuentro con el boxeador Takamura lo que despertó el poder que sus puños guardaban en su interior! Entonces, Ippo decidió enfrentarse a la prueba de acceso del gimnasio Kamogawa. ¿Qué desenlace le esperará a nuestro protagonista?

A juzgar por su premisa, estamos ante un manga no demasiado inspirado. Yo mismo lo cogí con cierto escepticismo mientras mis peores sospechas parecían cumplirse: un protagonista talentoso que en muy poco tiempo logra ponerse a la altura del resto de sus compañeros de gimnasio a pesar de ser un novato. Es un cliché que a estas alturas ya me cansa, este del talento innato. No obstante, pese a no gustarme nada ese aspecto, creo que el autor Jyoji Morikawa (hasta ahora no había mencionado su nombre) logra darle cierta lógica al cliché y lo justifica de una manera lo suficientemente satisfactoria como para ser pasado por alto y no causar mayores problemas. Y eso no es algo sencillo de lograr.


Esto último está intrínsecamente con la propia narrativa que maneja Hajime no Ippo. No se puede obviar el detalle de que estamos ante un manga que posee 140 volúmenes publicados en Japón, por lo que necesariamente su longevidad juega un papel fundamental en la manera de desarrollar la trama del mismo. De esta manera, Morikawa se permite contarnos con pelos y señales cuál es el entrenamiento que sigue Ippo antes de cada combate, haciendo especial hincapié en las estrategias y elementos técnicos que utilizará contra sus contrincantes. Le vemos practicar cosas como el "Jab", el "Sparring" e incluso el "Uppercut", terminologías que, por otra parte, se toman su tiempo en explicar a los que no tenemos ni idea de boxeo. Y si bien es cierto que la serie se toma su tiempo en explicar estas cosas y en justificar las habilidades de Ippo gracias a su entrenamiento, en ningún momento me da la sensación de que esté yendo demasiado lenta ni demasiado rápida: va a un ritmo ideal con el que la lectura se disfruta muchísimo. 

De lo que no me cabe ninguna duda es que mi elemento favorito de este manga ha sido el dibujo del propio Joji Morikawa, y eso que no soy ningún fan de este estilo de dibujo más clásico. Sin tener yo demasiada idea, siempre me ha parecido muy simplón y poco claro en ciertas escenas que a mi parecer lo requerían. En Hajime no Ippo, por el contrario, cada viñeta no puede estar ilustrada con mayor claridad. Me es difícil de explicar, pero ciertamente se logra el efecto de que cada combate es real, de que cada luchador se mueve y que cada uno tiene su propio peso, su movimiento y sus propios gestos particulares que le diferencian del resto. 



Tampoco me cabe duda de que, sin el talento de Morikawa, los combates que se muestran en este primer volumen no serían igual de intensos. Realmente, me ha tenido al borde del asiento por la emoción que me han transmitido mientras lo leía, y eso que (como ya he comentado antes) no soy ningún fan de este deporte. Supongo que esa es la magia de un manga deportivo bien realizado. Aunque lo verdaderamente interesante de todo esto es que se profundiza no únicamente en el protagonista; también en su contrincante. De esta forma, se genera cierta empatía hacia él y por el camino se nos demuestra que aquí no hay ni héroes ni villanos: tan solo chicos jóvenes persiguiendo sus sueños a través del boxeo. 

Basándome únicamente en este primer tomo, el mayor punto negativo que uno le puede encontrar a Hajime no Ippo es precisamente su extensa duración, que garantiza por lo menos setenta volúmenes en la edición española (siendo tomos dobles) y contando. Después de todo, la obra sigue en curso y todavía no ha finalizado. Para mí esto no es un punto negativo en sí, puesto que en realidad disfruto de las obras eternas como One Piece y la mayoría de cómics de superhéroes (que suelen ser colecciones eternas), pero entendiendo que mucha gente pierda el interés al conocer este detalle. Pero como os digo, para mí no es algo malo.


En resumidas cuentas, he disfrutado muchísimo con la lectura de Hajime no Ippo. Ha conseguido sorprenderme a pesar de sus clichés. Ha conseguido que me sumerja totalmente en su historia. Ha conseguido atraparme de principio a fin. Y eso no es algo de lo que cualquier manga pueda presumir. ¿Quién sabe? Quizás me lanzo a por más mangas de deportes y artes marciales. Por el momento, ya os garantizo que voy a seguir comprando esta colección a medida que vayan editándose más números en España. 

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