Reseña de Biblioteca Marvel: El Asombroso Spiderman 2 (1963-1964)

Tras muchísimos meses en espera, por fin me he animado a leer y reseñar el segundo volumen de la Biblioteca Marvel de Spiderman. El primero de la colección me causó una muy buena sensación tras haberlo leído. En gran parte, gracias a lo definidas que estaban las historias del personaje desde su origen en el Amazing Fantasy #15. Y ese es un elemento diferencial respecto a otras cabeceras Marvel de la época, uno que se mantiene en el presente volumen. ¡Además de un cómic, es una máquina del tiempo!

En Marvel Comics Group debían ser muy conscientes del éxito que tenían entre manos con la publicación de The Amazing Spider-Man, estrenada poco tiempo antes en el mercado estadounidense, pues resulta sorprendente lo estandarizadas que estaban las historias del arácnido desde sus inicios. Era algo que desde luego no ocurría con todas las series de la editorial. Superhéroes como Hulk y Thor no habían corrido la misma suerte en sus primeras incursiones en el mundo del cómic, limitándose a dar tumbos con diferentes autores hasta encontrar una fórmula digna de ser serializada. 

Con Spidey, en cambio, las ideas resultaron bastante fijas y con poquísimas variaciones en las posteriores décadas. Desde luego, los creativos no tenían ganas de fastidiar un tebeo que se presentaba a candidato de futura gallina de los huevos de oro de la editorial, y eso se hace patente en las páginas aquí recopiladas. ¿Para qué intentar arreglar algo que no está roto?


Así, Peter Parker seguía siendo aquel adolescente con problemas de diversa índole con el que cualquier lector se podría identificar. Un empollón acosado por sus compañeros de instituto que tiene que conciliar su vida como superhéroe con el resto de aspectos de su vida como estudiante; cuidando de su Tía May, trabajando para el miserable de J. Jonah Jameson e intentando establecer una relación romántica con Betty Brant. En este sentido, parece que tanto Lee como Ditko hacen un esfuerzo por aumentar la carga dramática de las historias, dotando de más "superproblemas" al pobre de Spidey. Esto último, de hecho, funciona francamente bien, y como prueba están los años venideros del personaje.

Si tengo que criticar algo del aspecto civil de Peter Parker hasta el momento es el mencionado romance con Betty Brant, que no me termina de convencer. Es un personaje que apenas tiene personalidad (que, por otra parte, era algo típico en los personajes femeninos de la época) que aburre y aporta más bien poco a los argumentos de la serie. Con Jane Foster en la serie de Thor ocurría algo similar, aunque ella sí que funcionaba como núcleo en diversas líneas argumentales; y el caso contrario ocurre con esta Betty Brant. Y esto es algo que hasta los lectores de los años sesenta debieron notar en su momento, dado que duró poquísimo tiempo como interés amoroso del protagonista.

En el aspecto superheroico encontramos un puñado de novedades muy destacadas, entre las que se encuentran la aparición de nuevos y memorables supervillanos a la vez que se afianza la idea de continuidad férrea que tanto caracteriza a la Casa de las Ideas. Personajes tan estandarizados a día de hoy dentro de la franquicia como Electro y el Lagarto tienen su primera aparición en estos números, y a decir verdad, me sorprende la gran cantidad de "primeras apariciones" importantes concentradas tan al principio de la vida de la cabecera. Todavía resulta más sorprendente este hecho si contamos con que todos los personajes presentados apenas han sido modificados con el pasar del tiempo.

Por otro lado, la continuidad empieza a jugar un papel fundamental en las historias del trepamuros. Ya no es solo que personajes como la Antorcha Humana (propio de la colección de los 4F) comience a aparecer más seguido, sino que hasta el propio Spidey combate contra el Doctor Muerte pese a ser este el enemigo acérrimo de la Primera Familia. De la misma manera, el Buitre regresa a la cabecera y se convierte en el primer villano en volver para la revancha contra el trepamuros. Con el tiempo, este sentido de la continuidad en que todas las series Marvel conviven en el mismo universo quedaría estandarizado definitivamente, pero, para el tiempo que hoy nos ocupa, se trató de una completa novedad.


Teniendo en cuenta todo lo bueno de estos episodios, de decir que en este segundo volumen del Asombroso Spiderman ha habido dos historias que me han chirriado bastante incluso teniendo el contexto de la época. En primer lugar, que la solución al "conflicto" entre Flash Thompson y Peter Parker (no es un conflicto, es acoso) tenga lugar en un ring con todos los alumnos y el profesor mirando como si fuera un espectáculo me ha parecido, como poco, vergonzoso. La otra historia que no me ha terminado de encajar es la de los Forzadores. Es un concepto que me parece que no ha envejecido demasiado bien; especialmente si lo comparamos con el resto de buenas ideas presentadas en estas páginas. 

Otro aspecto que me genera ciertas dudas es el apartado gráfico de Steve Ditko. Que nadie me malinterprete: el artista es un genio como dibujante de cómics, pero ciertamente tiene sus altibajos y estos se hacen presentes, sobre todo, en la segunda mitad del tomo. Desconozco los motivos, pero es posible que se debiera al endiablado ritmo mensual al que se vio obligado a dibujar con el éxito de su personaje estrella. Dicho esto, me resulta fascinante cómo consigue dibujar a Spiderman. En estás páginas, vemos como crea toda la iconografía corporal del personaje: sus posturas, sus movimientos, su plasticidad...

En general, he disfrutado bastante de leer estas historias fundacionales de Spiderman. Daros cuenta de que no está ni cerca de ser uno de mis personajes Marvel preferidos, pero la verdad, disfruto de ver como se desarrollaron sus primeras aventuras. Sí, he mencionado varios problemas que no me terminan de gustar (y alguno que me he dejado en el tintero, como la abusiva cantidad de texto que Stan Lee emplea en ocasiones) pero ciertamente, lo bueno de estos tebeos opaca lo regulero. Seguiré comprando esta Biblioteca Marvel.

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