Llega el tercer volumen de la Biblioteca de Conan el Bárbaro, la serie setentera en la que Roy Thomas y Barry Windsor-Smith lo dieron todo al momento de adaptar los relatos originales de Robert E. Howard al formato cómic. Recopilando los números 11-15 de la colección original USA, este tercer tomo supone otro salto cuantitativo y cualitativo que no dejaría indiferente a ningún lector de la época. ¿Habrán sobrevivido estos cinco episodios al paso del tiempo?
La respuesta a eso último es un rotundo sí. Conan The Barbarian ha mejorado mucho desde esos primerizos episodios publicados a principios de este mismo año, cuando la actual reedición todavía acababa de comenzar, pues tanto escritor como dibujante, hechos ya a las riendas de la cabecera, logran depurar su formula hasta niveles realmente insospechados. Este es el Conan que me enamoró en los relatos de Savage Tales; adornado con la prosa de Roy Thomas e ilustrado por la maña de un Barry Smith que ha encontrado ya su propio estilo.
También cabe destacar que es en estos cinco números dónde ambos autores comienzan a experimentar con según qué cosas. Y eso, más allá de dar pie a un salto en cuanto a calidad, supone el comienzo de una mayor variedad en cuanto a las historias publicadas dentro de la cabecera; a distintos niveles, además. Por ejemplo, se empieza a utilizar la fórmula de "historia en dos partes" que tan bien funcionaba en la factoría superheroica, dando pie a los primeros "continuará" de la historia del cimmerio. De la misma manera, se experimenta con las reediciones a color de las revistas en blanco y negro de Conan, así como con colaboraciones con otros autores dentro de la fantasía heroica. Particularmente esto último es lo que marca la diferencia -sin obviar el altísimo nivel del dibujante- respecto a los anteriores episodios.
Lo primero con lo que me ha sorprendido Roy Thomas nada más abrir las primeras páginas ha sido la continuación directa del episodio inmediatamente anterior, aquel que ya comentamos en la anterior reseña y que tanto me agradó en su primera lectura, llamado "¡Guardaos de la ira de Anu!". Y es que yo no sabía que en la obra original de Robert E. Howard esta historia no era como tal, sino que era un párrafo parte de una historia mayor que funcionaba a modo de contextualización para la parte importante del relato. En los cómics de Thomas, en cambio, lo adaptan como si fuera un relato aparte, una precuela igual de relevante que la historia original y que funge a modo de contextualización larga de la siguiente. Este tratamiento del guion funciona demasiado bien, permitiendo que el lector sienta la inercia y el peso de ambos relatos.
Lo bueno de esto último es que 'Villanos en la casa' tiene un peso argumental verdaderamente destacable, que además se ve avalado por una subida temporal del número de páginas por cada grapa, lo que permite una mayor atención al detalle en la escenografía del dibujante. Momentos como la venganza final contra la traicionera Jenna y el combate contra el monstruoso Thak no habrían sido tan memorables si se hubieran preparado de otra forma. Y eso es algo que yo, como lector asiduo de los clásicos, valoro profundamente.
El tebeo también está bien surtido de historias individuales que no forman parte de ninguna saga en particular, como es el caso de "¡La Red del Dios-Araña!". Este número en concreto, pese a gozar de menor cantidad de páginas, sigue manteniendo el altísimo nivel al que ya nos ha acostumbrado el impresionante Barry Smith, y eso se ve patente especialmente en la escena de Conan vagando por el desierto. Caso tangencialmente diferente ocurre en el otro relato, pues se trata de una reedición de "El Habitante de la Oscuridad" publicado originalmente en Savage Tales, ahora a todo color y con un pelín de censura que suaviza algunas escenas. Como bonus extra, además, se incluye un corto relato ambientado en el pasado de la edad Hyboria, dibujado por el prominente Gil Kane (y no será la última vez que le veamos por estos lares).
El nivel de los guiones de Roy Thomas ha sumado enteros con la llegada de este tercer volumen, pero el que de verdad siento que ha pegado un salto enorme en cuanto a calidad es el propio Barry Smith con sus dibujos. Ahora está en su punto álgido dentro de Conan The Barbarian, en dónde aprovecha su talento para recrearse en algunas de las escenas más icónicas y memorables que he leído de este personaje hasta el momento, con perspectivas nunca antes vistas y composiciones de viñeta cada vez más complejas e intensas. En resumen, una maravilla de artista. Aunque me entristece saber que durará poco en este puesto.
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En conclusión, el tercer volumen de la Biblioteca de Conan El Bárbaro es un testimonio de talento y la dedicación de Thomas y Smith, y sigue siendo una lectura imprescindible para los aficionados ya no solo a la fantasía heroica, sino a los cómics en general. El progreso de Thomas en los guiones es evidente, pero como ya os he dicho, el mayor salto de calidad se observa en los dibujos de Smith. Y eso convierte en atemporal a esta obra.
Tengo muchas ganas de seguir descubriendo historias de este personaje, especialmente, si son de la mano de este par de autores. Por otra parte, me han entrado ganas de embarcarme a leer los relatos originales de Robert E. Howard, así como los de Michael Moorcock. ¿Qué otro tebeo te insta a probar obras maestras literarias? ¡Yo diría que ninguno!
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