Reseña de Ultimate Invasion 4 de 4 de Jonathan Hickman y Bryan Hitch

No me quiero andar con rodeos cuando os digo que Ultimate Invasion no ha sido lo que me esperaba al momento de leer el primer número, hace ya muchísimos meses. De hecho, en diciembre del año pasado, cuando escribí la reseña del tercer número de esta miniserie, ya proyecté cierto desconcierto con el devenir de la trama, que para ese momento no estaba resultando tan satisfactoria como parecía prometer inicialmente. Ahora, con el cuarto y último número publicado, el problema toca techo y se reafirma como tal: es una hickmanada de las gordas. 

No he entendido absolutamente nada de lo que Jonathan Hickman quiere contar en este cómic. Claro que la sensación no es ajena a las obras de este guionista, caracterizadas principalmente por su estilo denso, complejo y con guiones desarrollados a largo plazo. En definitiva, los suyos suelen ser cómics cuya lectura debe hacerse prestando atención. Sin embargo, por parte de Hickman, nunca me había encontrado con un cierre tan confuso y poco esclarecedor como lo ha sido este. 


Nos encontramos ante un final el cual es muy complicado de calificar con cualquier adjetivo o etiqueta. Si tuviera que ponerle uno, pese a no ser del todo exacto, sería críptico. Es que, al momento de leerlo, he notado como página tras página me perdía información importante, como si hubiera cogido este número sin haber leído ninguno de los anteriores; vaya, casi como si no hubiera leído absolutamente nada ni del guionista ni de la editorial. Es una desconexión casi absoluta con el tebeo, que como comprenderéis, empaña considerablemente las bondades presentes en anteriores números. 

La bondad más importante que se sigue manteniendo incluso en este número, pese haberse empañado por lo ya mencionado, es el dibujo de Bryan Hitch, Andrew Currie y Alex Sinclair; dibujante, entintador y colorista, respectivamente. No seré yo el mayor fan de dicho artista, pues nunca he sido gran defensor de convertir los cómics en algo parecido al cine hollywoodense, pero debo reconocer que es uno de los más brillantes con los que cuenta la actual Casa de las Ideas. El mencionado estilo del que hace gala encaja perfectamente con el tono que Hickman imprime en su nuevo universo, por lo que la decisión de incluir a Hitch se justifica con creces. 


Volviendo a la sensación ineludible de desconexión con la historia de Ultimate Invasion, vayamos a lo importante: el propio final. Y es que, desafortunadamente, ha sido un cierre totalmente anticlimático e insatisfactorio que deja desamparadas a casi todas las tramas que se habían venido desarrollando desde el principio. Esto es algo que encuentro muy negativo, pues, contrariamente a lo ocurrido con -por ejemplo- Dinastía de X y Potencias de X, no se trata de un evento satisfactorio por sí mismo, sino de un mero prólogo; extenso, eso sí, pero prólogo al fin y al cabo. 

No tengo claro si el único factor para que el cuarto número de Ultimate Invasion me haya desagradado tanto sea ese. Es posible, aparte de lo ya mencionado, que el ritmo mensual me haya pasado factura a la hora de disfrutar de este tebeo. Quizás sea recomendable leerlo en menos tiempo, de una sentada, a poder ser. Es algo que -posiblemente- haré antes de que salgan las colecciones que compondrán esta nueva línea de Marvel Comics. Cuando llegue ese momento, escribiré mi opinión y la compararemos con lo aquí escrito, a ver si cambia algo en ella con la nueva perspectiva. 

Por lo pronto, estoy bastante desilusionado. De no ser porque las próximas series (Ultimate X-Men y Ultimate Spider-Man) están al caer, dejaría de lado este proyecto, pese a ser capitaneado por mi laureado Jonathan Hickman, uno de mis escritores favoritos. Así de importante ha sido la decepción. Ya veremos como trata el tiempo a este evento.

¡Muchas gracias por leer este post! Si te ha gustado puedes dejar tu comentario y, si quieres, compartir este artículo por las redes. También puedes invitarme a un cafelito.

¡Saludos!

Comentarios