Reseña de Marvel Premiere. Amanecer de X 14

En el anterior volumen de Amanecer de X (reseña aquí) dejamos a medias el cruce de la Patrulla-X con el evento de Imperio, pues allí tan solo se incluían dos de los cuatro números que conformaron originalmente la miniserie: a ellos se les suman los dos números de la cabecera troncal de Jonathan Hickman relacionados con el dichoso evento, igualmente partidos entre este volumen y el anterior. Lo bueno que sacamos de esto es que por fin se acaba.

Empyre X-Men es una miniserie complicada de valorar. Antes de decir nada, cabe resaltar la buena decisión que ha sido incluir el grueso de los cruces con el evento de turno -Imperio, en este caso- en una cabecera aparte; más que nada por "depurar" la serie principal de Jonathan Hickman y no poblarla así de números intrascendentes. 


Pero en sí, la considero complicada de valorar principalmente por su propuesta, que resulta del todo curiosa: en lugar de dedicarle cuatro números a desarrollar la perspectiva de la Patrulla-X dentro de Imperio, se opta por un guion con tintes paródicos y de comedia, con muchísima ironía en cada viñeta. Por otra parte, ni siquiera goza de un equipo creativo como tal: en cada número, los guionistas y dibujantes van rotando, siendo Jonathan Hickman -en la primera y en la última entrega- el único que repite.

Entre el equipo poco definido y el tono cómico que rezuman estos cómics, pocas objeciones puedo ponerle a la obra. Es muchísimo más divertido que casi cualquier otro cruce moderno forzado por la editorial; siempre teniendo en cuenta, claro, que no se toma en serio a sí mismo y que por ello carece de lógica y un fin narrativo real. 


Los números que sí que se toman más en serio son los de la cabecera principal de Patrulla-X, aquellos escritos por el propio Jonathan Hickman. Ya fuimos testigos de ello en el anterior volumen, con aquel episodio dedicado íntegramente a la figura de Vulcano, el tercer hermano de los Summers. Aquí, sin embargo, la propuesta es muy diferente: se apuesta por una trama más coral y centrada principalmente en el conflicto con los Cotati, alejándose de esta forma del tono irreverente visto en el resto de números del cruce.

Esta entrega realmente tiene mucha acción, aunque no por ello se ignora la idea central de mostrar con pinceladas los detalles de la nueva realidad de Krakoa. Detalles como el culto de Éxodo, las estrategias de defensa de la isla -con infografías incluidas- y la fugaz aparición del Invocador de Arakko hacen de este un número bastante digno que, si bien pertenece a los cruces con Imperio, podría tratarse perfectamente de una entrega normal y corriente. El "Path to X of Swords" que reza en la portada lo demuestra.


Hacía ya varios volúmenes que no contábamos con la presencia del Lobezno de Benjamin Percy dentro de este Amanecer de X. Ahora, con el cuarto episodio de la colección, eso ha cambiado, y lo hace con un nuevo dibujante: Viktor Bogdanovic, un artista con el cual el cómic se hace más que disfrutable y no baja para nada el listón respecto al encargado de los anteriores números.

El regreso de Rojo Omega -villano noventero creado por Jim Lee- queda interrumpido por un "continuará" que deja con la miel en los labios. Me ha fastidiado un poco que, justo en el momento álgido de interés, se haya terminado el número; y más teniendo en cuenta lo que queda de tomo...


Estoy hablando del siguiente y último número incluido dentro de este volumen, que se trata ni más ni menos que de la segunda entrega de Factor-X. Lo siento muchísimo, pero es que no estoy conectando para nada con el trabajo de Leah Williams dentro de la franquicia mutante: la idea que propone es interesante, pero se ve empañada -a mi forma de entender- por una ejecución pésima.

Y vaya, que volver al Mojoverso -ahora con la capa moderna del streaming- no es la idea que tengo en la cabeza cuando pienso en hacer remontar la calidad de una cabecera. No tengo ni idea de a quién se le ocurrió tirar por allí nada más comenzar el segundo episodio, pero tiene tela. El estilo caricaturesco de David Baldeón tampoco es que me haga especial gracia; aunque para gustos, colores. 


Desde luego que este no ha sido el mejor volumen de Amanecer de X. Por suerte, tampoco nos podemos quejar: los cruces con Imperio han resultado ser bastante entretenidos y, además, hemos podido contar con la presencia del arquitecto-x por excelencia, Jonathan Hickman, quien por desgracia cada vez aparece menos en cada tomito. Eso se solucionará con la llegada de X de Espadas, aunque para eso todavía queda un poco -casi nada- más.

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