Reseña de Marvel Premiere. El Inmortal Hulk 7: Hulk es Hulk

Ya comenté en la sexta reseña del Inmortal Hulk lo mucho que me está flipando la etapa orquestada por el guionista Al Ewing. Siendo realistas, es algo que llevo pensando casi desde el principio. Tomo a tomo, el escritor británico ha demostrado con creces lo muy capaz qué es a la hora de desarrollar sólidamente cada uno de sus argumentos, posicionándose así como uno de los autores más importantes de la actual Marvel Comics

No es exagerado decir que, a estas alturas, Al Ewing es uno de los mejores guionistas que la cabecera de Hulk ha parido jamás. Que lo diga yo está mal, pues tampoco es que sea ningún experto en el personaje; después de todo, mi experiencia con la franquicia se reduce casi únicamente a esta etapa. No obstante, creo que ese es uno de los grandes logros de este guionista: conseguir enganchar a los lectores nuevos -mi caso- con historias interesantes, y contentar a su vez a los viejos con cada vuelta de tuerca bien hecha a la mitología del protagonista. Tiene mérito conseguir eso, y para muestra un botón.

Este séptimo tomo de El Inmortal Hulk es un claro ejemplo de ello. Ya estamos casi en la recta final de la etapa, y como tal, toca cerrar la trama en curso para dar inicio a aquella que desembocará en la saga final. Este tomo compuesto por cinco entregas, por ello, contiene el cierre -por ahora definitivo- de la trama centrada en la corporación Roxxon y Dario Agger. Por otro lado, el nuevo arco que inicia retoma uno de los hilos que quedaron pendientes tras el cliffhanger del episodio veinticinco de esta misma etapa.

En ambos casos, Al Ewing recurre al pasado y le da la vuelta para construir historias totalmente nuevas, tal y como comentaba antes. Xemnu, que ya salió brevemente en las páginas del anterior tomo, es una clara muestra de ello...

Desde el primer momento en que lo vi aparecer, no pude evitar pensar que Xemnu sería el villano de Inmortal Hulk más insípido y aburrido de todos. Un monstruo que aparecía de la nada sin aparente relación con el resto de la etapa, casi como si fuera un mero "fill-in". Es la misma razón por la cual no me he visto demasiado motivado a seguir con la lectura de este tomo a lo largo de todos estos meses; misma razón de que lleve tanto tiempo sin hablar de ello en este blog. 

Mis prejuicios fueron totalmente errados. Si bien la historia de Xemnu no ha sido mi preferida en lo que llevamos de etapa, sí que debo reconocer que es un gran relato que respeta completamente la esencia de El Inmortal Hulk. Además, el hecho de que Xemnu sea un personaje previo a la Era Marvel de los Cómics, creado específicamente por Stan Lee y Jack Kirby, le da ese toque de mirada al pasado que tanto caracteriza en parte a la colección.

Un enemigo como Xemnu utilizando sus poderes hipnóticos en masa a sueldo de Roxxon y Dario Agger en contra del protagonista es algo que, francamente, no me esperaba leer. No obstante, es algo que funciona a la perfección en un contexto de relatos de terror, remitiendo de nuevo a esos orígenes terroríficos en los primeros compases de Al Ewing en la serie.

La idea de un monstruo que se vale de recuerdos falsos de la infancia para manipular a las masas me resulta francamente aterradora, pero, por otra parte, parece ser que también funciona como puyita de Al Ewing a las grandes corporaciones de la vida real. Irónicamente, la misma compañía que tiene el control sobre Marvel Comics ahora mismo es The Walt Disney Company, con la que se pueden establecer varios paralelismos con lo narrado en estos cómics. ¿Casualidad? Lo dudo mucho. 


Esta hipnosis colectiva afecta a casi todo el mundo incluido Bruce Banner. Creo recordar que, para la ocasión, esta es la primera vez dentro de Inmortal Hulk en la que se representa la mente del protagonista como un mundo en el que conviven sus diversas personalidades. Esto se hace con el fin de mostrar en cómo afecta a la psique de Hulk la hipnosis colectiva a la que se ven expuestas todas las víctimas de Xemnu, y desde mi punto de vista, creo que se hace de manera más que correcta e interesante.

Esos fragmentos del cómic son dibujados por Nick Pitarra en un estilo caricaturesco y surrealista que contrasta perfectamente con el estilo de Joe Bennett, el artista habitual de la colección. El baile de dibujantes presente en este tomo, eso sí, dejémoslo para un poco más adelante...

Tras el brutal cierre del arco de Xemnu con Roxxon -en un especial de muchas más páginas por ser el Hulk #750 en la numeración de legado- tenemos el regreso de Samuel Sterns a las viñetas. Más conocido como el Líder, considerado uno de los enemigos principales del Coloso Esmeralda desde su primera aparición allá por la década de los sesenta. 

La primera toma de contacto dentro de la presente etapa se hace con un capítulo dedicado íntegramente a contar desde el inicio toda la trayectoria del Líder como enemigo de Hulk y sus intrincados planes al respecto de la puerta verde, ese elemento metafísico que se lleva explorando desde los albores de la etapa. De esta forma, lo que aquí encontramos es cierto ejercicio de retrocontinuidad al reescribir gran parte de la cronología de Samuel Sterns bajo el nuevo trasfondo creado por Ewing.


Podría decirse que la saga en la que se desarrollará plenamente el alcance de los planes del Líder está todavía a deber. Lo que aquí encontramos es más bien una introducción en la que el guionista pone las cartas encima de la mesa, de cara a lo que está por venir en posteriores números. En realidad, agradezco que se haya tomado su tiempo para explicar quién es el Líder y qué le mueve como antagonista, pues hay muchísimos lectores noveles que, como yo, no le conocían con anterioridad y agradecen que sea debidamente introducido en la colección.

Decía antes que, concretamente en este séptimo volumen, hay una baile de dibujantes importante; hasta ahora, el más pronunciado de la etapa. Sustituyendo momentáneamente a Joe Bennet, se encuentran nombres tan diversos como Javier Rodríguez, Mike Hawthorne, Jackson Guice o el ya mencionado Nick Pitarra. Excepcionalmente, considero que no es del todo negativo que ocurra esto. Al fin y al cabo, la etapa ha sido realmente estable en cuanto a su equipo artístico. Los sustitutos escogidos aportan su granito de arena a la narrativa de la serie y son esenciales en ciertos episodios. 


Concluyendo ya la reseña, debo reconocer que soy incapaz de hacerme el sorprendido con lo que está creando Al Ewing con su Inmortal Hulk. Es de tan buena calidad comparada a otras series regulares recientes de Marvel (ejem, y no miro a nadie) que ya ha dejado de sorprender y se ha convertido en puro hedonismo comiquero. ¿Acaso se me puede culpar por ello?

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