Reseña de Marvel Premiere. El Inmortal Hulk 6: Creemos en Bruce Banner

El sexto tomo de la recopilación en la línea Marvel Premiere de El Inmortal Hulk de Al Ewing ya está aquí. Bueno, lleva en el mercado prácticamente un año entero, pero la verdad es que he preferido tomarme mi tiempo a la hora de leer y reseñar este inicio de la segunda mitad de la colección. Lo cierto es que el quinto número cerró a las mil maravillas algunas de las tramas presentadas desde el primero de los episodios, mientras que a modo de "epílogo" teníamos una avanzadilla de lo que está por venir pasado el ecuador de la serie, por lo que aproveché e hice un descanso para volver con más fuerzas que nunca. Es casi como si el Inmortal Hulk fuese una serie de televisión, con sus varias temporadas, sus escenas postcreditos, y toda la mandanga. Yo, por lo menos, la estoy disfrutando como tal. 

Poco o nada tiene que ver este nuevo arco argumental del presente volumen con aquel planteamiento visto en el capítulo veinticinco, pues con la caída del General Fortean y su Base Sombra, quienes fueran los principales antagonistas de esta etapa, se toma un giro radical en la vida del coloso esmeralda; esta vez en un sentido literal. Bruce Banner tiene ahora una poderosa fortaleza subterránea, tiene aliados de toda índole y un ejército que le sigue a todas partes. Tiene todo lo que necesita para acabar con todos y con todo. Es el hombre más peligroso del mundo, y ahora tiene todo de su parte para conseguir lo que se propone: acabar con el mundo humano. Bueno, más concretamente con la principal compañía energética, la Corporación Roxxon, que son los que harán que este planeta sea totalmente insostenible a medio y largo plazo.

Bruce Banner tiene una nueva filosofía y se ha convertido en un símbolo de rebelión abierta contra el sistema. Los jóvenes portan máscaras con su rostro y utilizan el eslogan "¡Hulk Aplasta!", a modo de protesta. Él sabe que hay cosas que deben terminar para que el mundo pueda ver un mañana; no puede construir lo que hace falta construir, pero puede aplastar lo que hace falta aplastar, como bien le dice a Amadeus Cho durante un encontronazo en el interior de un restaurante. Los días de hacerse el héroe han terminado. Ahora, Hulk va a cambiar el mundo, quiere alterar el statu quo, pero no lo hará en solitario. Tiene toda una brigada detrás...


Esta pandilla (que más bien es un colectivo enorme) de jóvenes revolucionarios, se hace llamar la Brigada Juvenil. Sí, el mismo nombre y concepto que apareciera no solo en los primeros números fundacionales del Increíble Hulk, sino que también fueron y se convirtieron en los causantes directos de la creación de los Vengadores, al menos como equipo. Al Ewing recupera una idea tan añeja como caduca y la traslada con acierto a la sociedad actual, plasmando así el sentir de una buena parte de la juventud 'millenial', en un grupo dedicado únicamente a convertir el mundo en su 'Planeta Hulk'. Visto lo visto, con los acontecimientos de años recientes en suelo estadounidense, parece que este cómic esté de más actualidad que nunca, gracias a esta nueva Brigada Juvenil. El guionista inglés sabe lo que se hace.

La contrapartida de Banner y su Brigada Juvenil la tenemos, como ya he dicho, encarnada en la Corporación Roxxon, una multinacional que prácticamente posee todo el monopolio de las compañías energéticas. Tal es el control que ejercen sobre la población que, con todos los medios que poseen, tienen tentáculos en la prensa, la televisión e incluso una red social propia al más puro estilo Twitter (ahora 'X') o Facebook: ¿Cómo los contrarresta Hulk? ¡Aplastando, por supuesto! Aplastando con ataques terroristas cuidadosamente planificados. Claro, que Roxxon no está contenta con ello... 


Más concretamente, es Dario Agger el que tiene un profundo descontento, el presidente de la compañía entera. Estamos hablando de un verdadero minotauro, cuya primera aparición data de la etapa del Thor de Jason Aaron en el año 2014, por lo que no se trata de un villano original de Ewing, propiamente dicho. Con todo, se le ve como un antagonista temible y terrorífico, ya no solo por su poder e influencia dentro de la sociedad estadounidense, sino que también por tener un aspecto, unas formas, verdaderamente espeluznantes. No obstante, su mayor arma es el poder de la narrativa en los medios de comunicación, aquellos mensajes que calan hondo en las personas. Para ello, traza un milimetrado plan del que hablaremos con más ahínco en el siguiente episodio, pero que promete ser un duro golpe para nuestro Goliat Verde y sus recién forjadas alianzas. 

El equipo artístico de la serie está realizando una labor soberbia en cuanto a la narración de la historia. Joe Bennett, el principal encargado de la mayoría de los episodios, sigue al mismo altísimo nivel al que acostumbra estar en el Inmortal Hulk. Querría destacar su labor durante el número 27 USA, en el que experimenta con tres líneas narrativas una encima de la otra, en paralelo, que terminan confluyendo en una explosiva secuencia de acción. Por otra parte, el siguiente episodio es dibujado por un par de artistas invitados como lo son Matías Bergara y Tom Reilly, que aportan un acabado y una estética sumamente diferente a los ojos, muy lejos del característico toque horror de los números regulares de Benett.

Mi regreso a la lectura de El Inmortal Hulk no ha podido ser más satisfactorio. Al Ewing continúa subiendo la apuesta en cuanto concierne a su mejor trabajo dentro de la Casa de las Ideas, y para sorpresa de todos, consigue introducir de manera muy natural un mensaje necesario y de rabiosa actualidad, todo dentro de una colección que hasta ahora no había salido del body-horror y la metafísica. Qué gran etapa se ha marcado aquí el guionista inglés, y qué grandes momentos de lectura me esperan...

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