Reseña de Marvel Now! Deluxe. Los Vengadores de Mark Waid 1: Los Siete Magníficos

Hablar de esta colección en el blog resultaba el siguiente paso lógico tras terminar la gran epopeya cósmica y multiversal de Jonathan Hickman al frente de la franquicia Vengadora. Su etapa con los Héroes más Poderosos de la Tierra tuvo su broche de oro en las Secret Wars del año 2015, un evento en el que, junto al fantástico Esad Ribic, aprovechó para cerrar sus líneas argumentales y, de paso, recrear un nuevo y diferente cosmos marvelita nacido tras el colapso de todo lo que existe.

Axel Alonso, el editor en jefe de la editorial en aquellos momentos, aprovechó la situación para relanzar toda la línea de cómics bajo el sobrenombre de "All-New, All-Different". Fue un proyecto que nació con la idea de atraer a un mayor público, aprovechando el éxito en taquilla de las películas, creando una serie de personajes diversos que sustituyeron a muchos de los héroes más populares de la editorial. Los casos más sonados fueron los de Jane Foster como Diosa del Trueno o Sam Wilson como el nuevo Capitán América, así como muchos otros que, aunque en su momento fueran odiados por cierto perfil de lectores, a día de hoy se han ganado el corazón de muchos otros. 

Uno de los máximos exponentes de esta nueva era de historias Marvel -que desafortunadamente duró demasiado poco como para construir algo interesante- fue la colección de los Nuevos y Diferentes Vengadores, que aunaba en su alineación a casi todos los personajes de la recién horneada nueva generación de superhéroes. Mark Waid fue el elegido para ser el guionista de esta nueva cabecera, alguien más que conocido dentro del submundo de los cómics estadounidenses y que cuenta con una amplia experiencia en el pijameo. Es un autor que, a priori, es bastante adecuado para un título de este calibre, uno que pretende volver a las esencias del equipo sin dejar de lado a las nuevas generaciones.

Nombres tan conocidos como los de Spiderman, Thor, Capitán América, Ms. Marvel y Nova tenían cabida una vez más dentro del equipo de héroes más poderosos, aunque sea con nuevas identidades civiles que funcionan como legados. Así es como, en vez de tener a Steve Rogers, Thor Odinson, Carol Danvers o Richard Rider, fueron sustituidos por personajes tan variopintos como Jane Foster, Sam Wilson, Kamala Khan y Sam Alexander. De este modo, Mark Waid presenta un grupo totalmente nuevo -y diferente- que resulta ideal para nuevos lectores venidos directamente del cine, (en especial si se trata público joven) aunque sin dejar de lado los grandes nombres que sin duda los más veteranos reconocerán de alineaciones anteriores.


Es una nueva etapa que se sustenta sobre la modernidad y el clasicismo en el Universo Marvel. Tiene un cuerpo fresco y moderno que encandilará a los lectores más jóvenes, pero no por ello se reniega de las raíces del  supergrupo ni se olvida de qué es aquello que los hizo tan grandes en su momento. Es que, tras una intrincada y compleja etapa como es la de Jonathan Hickman, aquí se opta por una escala mucho más minimalista en cuanto a la extensión de las aventuras y se pone especial foco en las relaciones entre los personajes, así como en los conflictos que van surgiendo entre ellos. 

En este sentido, creo que Mark Waid ha intentado replicar (con resultados más que dudosos) la esencia original de los Vengadores. Recordemos que los cómics de superhéroes, generalmente, aparte de contener increíbles batallas contra variopintos villanos, tienen cierto factor culebrón que sirve al guionista de turno para crear subtramas y caracterizar de manera más íntima a cada personaje. Este factor ha estado muy presente en la trayectoria general del equipo, especialmente en los tebeos más antiguos. A priori, podría parecer buena idea, dada la extraña alineación presentada en este mismo volumen, caracterizada en parte por la gran diferencia de edad que hay entre la mitad de sus miembros. Bueno, en realidad creo que este es el punto con el que más he chocado leyendo esto.

Como uno bien podría esperar en un grupo de superhéroes en el que la mitad son niños (Kamala, Sam, Miles),  su comportamiento en ocasiones choca con el de los héroes más adultos y experimentados. Esto a simple vista parece interesante, ¿Cierto? Es decir, hacer hincapié en la brecha generacional creada a partir de juntar a la "generación Z" con adultos más experimentados, a mí parecer, es un muy buen planteamiento para un cómic de superhéroes. Sin embargo, parece que el guionista no ha sido capaz de plasmar correctamente este planteamiento y se ha dejado llevar por las ganas de escribir historias más bien facilonas y sumamente olvidables. 

Lo que en principio parecía un planteamiento interesante queda marchito cuando este guionista tira de culebrón barato que no va a ninguna parte, con conflictos que se solucionan solos, con el poder del guion. No sé, yo me esperaba algo más trabajado, algo que me hiciera empatizar con los personajes, y más cuando se suponía que este enfoque en la caracterización venía para compensar y normalizar la colección tras lo que hizo el anterior guionista. La formación del equipo mola una barbaridad, eso lo tengo que reconocer, pero creo que no se aprovecha para nada a ninguno de los personajes aquí presentes. La Thor de Jane Foster de verdad que me encanta, al igual que Ms. Marvel y Miles Morales, que son personajes a los que le guardo auténtico cariño, pero es que en esta serie aparecen como meros figurantes que sirven únicamente para meter mamporros, sin apenas desarrollarse en condiciones.


Posiblemente, esta situación se da porque prácticamente todos y cada uno de ellos tenían colección propia mientras se publicaba esta etapa, pero venga ya; para Hickman no fue tan complicado aprovechar elementos de las propias series del Capi o Iron Man. ¿Bajo qué excusa Waid se permite el lujo de escribir al nivel de Stan Lee en los primeros números de la cabecera? Quiero decir, en ocasiones esto se me hace muy parecido a cuando Lee evitaba utilizar o darle demasiado protagonismo a Thor o Iron Man con tal de no caer en contradicciones con sus series regulares. La única diferencia entre esto y lo de Waid es que él prefiere tener a Jane Foster o al Capitán América como meros maniquíes cuyas subtramas se resuelven rápido y mal, mientras que Lee simplemente sacaba de escena a aquellos con los que podía caer en fallos de continuidad entre cabeceras. Ninguna de las dos opciones me convence, y por eso mismo me resulta decepcionante que se haya aprovechado tan poco todo este culebrón y clasicismo. 

En cuanto a las historias en sí que vienen en interior de este tomo, la cosa no es que mejore demasiado. La saga inicial es muy al estilo del resto de "orígenes" de cada encarnación de los Héroes Más Poderosos de la Tierra, presentando uno a uno a cada miembro hasta que se juntan para derrotar a un enemigo común  al que jamás habrían derrotado en solitario. En este caso, se enfrentan a un Chitauri genérico que sirve como saco de boxeo con el que los Vengadores se estrenan en combate. Imagino que la elección del villano viene dada por la primera película de la franquicia en la gran pantalla. Si os soy sincero, me suele molestar bastante cuando hacen cambios en los tebeos para parecerse a las películas, aunque en este caso creo que es más molesta la propia irrelevancia del villano antes que su posible inspiración cinematográfica. 
Quizás el aspecto más interesante a nivel argumental es la llegada de una variante de Kang el Conquistador, autodenominada 'Queng'. Vaya, ver a los Vengadores combatir a este villano, por mucho que no sea la versión que todos conocemos, es algo, como poco, llamativo. No obstante, la cosa se queda ahí, pues todo el arco argumental en el que se desarrolla el conflicto no pasa de entretenido y de paso no se aprovechan para nada las muchas virtudes que posee este grandísimo villano. Traer a Kang y no hacer nada interesante con él es desperdiciar la oportunidad de que los Nuevos y Diferentes Vengadores se luzcan como es debido y presenten un argumento más trabajado que subvierta las expectativas del lector promedio. Pese a todo, le voy a dar el beneficio de la duda a Waid. Parece que lo de Kang el Conquistador no ha terminado todavía, y se promete que continuará en los siguientes números.

Los seis primeros números han servido únicamente para que el grupo se forme y se peleen contra un par de villanos que, por lo menos en esta ocasión, no dejan poso alguno. A partir del séptimo número el asunto cambia un poco, pues se interrumpe el ritmo natural de la serie para incluir dos tie-ins del evento llamado Punto Muerto o Standoff, en su idioma original. No podemos obviar que Marvel en pleno año 2016 estaba en su plenitud de saturación de eventos y series limitadas, y este ni siquiera fue el último de aquel año, por lo que podemos esperar más injerencias editoriales que trastoquen los guiones de una colección que de por sí no es demasiado buena. 


No me gusta nada que se hayan incluido este cruce con el evento, y en circunstancias normales me habría quejado de que Panini lo haya colocado ahí, en lugar de dedicarle un volumen integral a dicho evento; pero, a decir verdad,  realmente la culpa recae en la editorial estadounidense, que en su edición original decidió mezclar la historia entre varias grapas de cabeceras diferentes, muy al estilo de lo que se hacía en los años noventa con los eventos. Echar la vista atrás y copiar una de las peores prácticas que hacía la editorial en aquellos decadentes años, dice mucho de la directiva de Axel Alonso, ¿no creéis?


Terminado el poco memorable cruce, toca asistir a la llegada de una de las nuevas estrellas del firmamento marvelita: la Imparable Avispa. Mediante retrocontinuidad, se establece que Hank Pym, en su matrimonio previo a su relación con Janet Van Dyne, tuvo una hija a la que nunca llegó a conocer. Ahora, Nadia Pym se convierte en la nueva y diferente Avispa, personaje que inmediatamente después de su aparición en estos números consiguió una serie regular propia a la que seguramente le echaremos un vistazo próximamente. Pese a las pocas páginas que se le dedica, la verdad es que es un personaje que me ha caído muy bien y espero que siga saliendo regularmente en posteriores números. Hay una trama entre Nadia y Janet que puede dar mucho de sí mientras los Vengadores tienen sus aventuras regulares.

Los últimos números de este primer tomo siguen siendo igual de poco memorables, aunque debo reconocer que se vuelven más entretenidos que los anteriores al tirar por conceptos cósmicos del pasado siglo, como lo son las nega-bandas y Anihilus. Supongo que tengo cierta debilidad por las historias relacionadas con la Zona Negativa y el Capitán Marvel original; no obstante, no creo que pasen el filtro de calidad mínimo que pido en un tebeo de superhéroes.


Los dibujantes encargados de ilustrar y narrar todas estas historias no se puede decir que tengan mal nombre, pero tampoco me ha parecido que estén en el nivel más alto de la editorial. Mahmud Asrar no está para nada mal, está en un nivel bastante promedio dentro de lo visto en superhéroes de la última década y no creo que destaque particularmente en nada, pero tampoco carece de práctica. El que desgraciadamente le sustituye en ocasiones es Adam Kubert, que pese a gustarme en otros trabajos, me da la sensación de que con los Nuevos y Diferentes Vengadores ha ido demasiado deprisa y corriendo, entregando una narrativa pobre y unos acabados algo desaliñados para lo que es su buen nombre como artista. En general, el nivel gráfico de este tomo es pasable, pero creo que podría haber sido mucho mejor en un título de tanta importancia como lo es la cabecera principal de los Héroes Más Poderosos de la Tierra.

La conclusión a la que he llegado tras darle muchas vueltas es que los Marvel Deluxe no son el formato adecuado para esta clase de historietas. Los Vengadores de Mark Waid están visiblemente pensados para los lectores más jóvenes, mientras que el Deluxe de lomo curvo es un formato relativamente caro y lujoso que se aleja mucho de las capacidades económicas de un chaval normal. Considero que debió publicarse en la colección de Marvel Young Adults (YA), en esos tomos de menor tamaño (jíbaro, como dicen por ahí) en los que se publican las colecciones de Miles Morales o Spider-Gwen. De esta forma, los adolescentes interesados en los cómics de la editorial podrían acceder fácilmente a una historia que podría resonar mucho más con ellos que con el lector que está más metido dentro del mundillo.


A mí no me ha gustado demasiado este arranque de etapa. No obstante, creo que para alguien venido directamente del cine, en especial si es una persona joven, podría disfrutar mucho de este tomo. Quizás yo también lo habría disfrutado más en dichas circunstancias. No se ha dado el caso y al final he terminado únicamente con la decepción por haber esperado más de lo que se me ha dado.

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