Reseña de Biblioteca Marvel: Capitán América 1 (1964-1965)


Todos tenemos claro que la conocida como 'Era Marvel de los Cómics' dio comienzo con la salida del primer número de los FF, allá por el agosto de 1961. Fue la era que dio lugar al nacimiento de varios íconos del mundo del cómic que incluso a día de hoy siguen teniendo peso, y que a la larga se han convertido en emblemas de la cultura popular conocidos a lo largo y ancho del planeta. Los 4 Fantásticos, Spiderman, la Patrulla-X, Los Vengadores... Muchos son los héroes que la editorial Marvel Comics comenzó a publicar en los años venideros, pero... ¿Qué pasó con los antiguos estandartes de la compañía?




Es que, antes de ser reconocida como la actual Marvel, la compañía que dio vida a todos estos personajes tenía muchos otros nombres, siendo Timely Comics uno de los más recordados, allá por los años treinta y cuarenta. Cuando portaba ese nombre, la editorial creó a varios héroes que no tardarían en ser recuperados en el panorama de la Era Marvel. Es algo que rápidamente vimos en la colección de los 4F, cuando en su cuarto episodio se recuperó a Namor, el Hombre Submarino, uno de los personajes más importantes de la Timely.


De todos ellos, el Capitán América era uno de los más solicitados para ser recuperado del pasado. No tardaría en cumplirse el deseo de los no pocos lectores que suplicaban su retorno, y así ocurrió en las páginas del The Avengers #4 del año 1964. En un ejercicio de retrocontinuidad verdaderamente ingenioso para los años de los que estamos hablando, la cabecera creada por Stan Lee y Jack Kirby recuperaba a un criogenizado Steve Rogers, traído de vuelta desde los terroríficos días de la Segunda Guerra Mundial. 

Todo resultó en el empujón que la colección de los Héroes más Poderosos de la Tierra necesitaba para ponerse de igual a igual entre las demás estrellas en expansión de la Casa de las Ideas y le dio a la cabecera un revulsivo que, y todos podemos coincidir en ello, le faltó en sus primeros capítulos. 


Es por ello que no debe sorprendernos que el dúo de autores más emblemático de la historia del pijameo decidiera darle al Centinela de la Libertad su propio espacio en alguna de las muchas cabeceras genéricas que la editorial por aquel momento mantenía en publicación. Digo, claramente el personaje necesitaba tener sus propias historias individuales lejos de sus aventuras con Los Vengadores, pero no gozaba de la suficiente popularidad como para crearle un título en exclusiva. Por lo tanto, se decidió unificar sus historias en Tales of Suspense con las del Invencible Iron Man, compartiendo cabecera, más no argumento. 

Obviamente, traer un personaje directo desde los años cuarenta tiene sus dificultades, y más cuando debes adaptarlo a los nuevos tiempos para encajar en los estándares modernos del Universo Marvel, por lo que se decidió darle un toque dramático al quitarse de en medio a Bucky, su joven y leal compañero cuya participación fue vital en la clásica colección del Centinela de la Libertad. Esto es algo que solamente vemos reflejado en un par de viñetas de la primera historia del Capi en TOS #59, pues el núcleo de esta línea argumental y de caracterización en el personaje era algo propio de la serie de The Avengers.


Sus primeras historias en Tales of Suspense resultan un verdadero pifostio de combates multitudinarios cuya diversión reside, precisamente, en ver al joven Steve Rogers batirse en duelo con enemigos más poderosos que se ven mermados ante las habilidades acrobáticas de este. Estos números ni siquiera tienen un argumento como tal, pues con apenas diez páginas el tándem creativo omite incluso los prólogos que tanto se llevaban en otras colecciones. En esta primera parte de las nuevas aventuras del Capitán América podríamos afirmar con rotundidad que el trabajo de Lee se redujo meramente al de proponerle ideas a Kirby.

A fin de cuentas, es el Rey Kirby quien carga con todo el peso de la narrativa visual, que resulta esencial en unas historias centradas, precisamente, en la acción. En la colección de Los Vengadores puede que se note mucho su cansancio como ilustrador, entregando trabajos con más desgana y menor esfuerzo. Sin embargo, cuando hablamos del Capitán América estamos hablando del hijo predilecto del Rey, y como tal le dedicó mucho más esfuerzo y trabajo a sus historias que a muchas otras de la época. 


Parece que esta estructura para contar las nuevas aventuras del Centinela de la Libertad no agradó en demasía al público, pues más o menos a mitad del tomo, el serial toma un rumbo totalmente contrario al que hasta ahora había llevado. Es cierto que en estas primeras aventuras ya había tenido algún encontronazo con los matones del Barón Zemo, pero el núcleo narrativo del personaje no se hallaba en su propia colección, sino en la de los Héroes Más Poderosos de la Tierra, en dónde se profundiza más en su depresión y el drama de ser "un hombre fuera de tiempo".

Por la forma que se tenía de planificarlas en aquellos primeros sesenta, era muy complicado crear historias nuevas del personaje sin pisar las del supergrupo, razón por la cual apenas existía un argumento sólido en sus aventuras.


El movimiento más inteligente que pudo hacer el equipo creativo fue el de volver al pasado para re-narrar los orígenes del personaje en los años previos a la Segunda Guerra Mundial, aprovechando la ocasión para crear nuevas aventuras. Dado que era complicado crear historias que mirasen hacia delante sin pisar el trabajo de la otra cabecera, lo más lógico era mirar hacia atrás para presentar de manera más formal el personaje a las nuevas generaciones que no llegaron a leer los tebeos de Timely. De esta manera, todos podemos saber de sus andanzas en los años cuarenta sin necesidad de retrotraernos a los cómics anteriores a Marvel como universo.

Siguen siendo guiones simples de unas diez páginas, pero a decir verdad presentan un argumento más trabajado que el visto en los primeros capítulos de la serie. Básicamente, son historias nuevas ambientadas en el pasado, sin contradecir necesariamente las aventuras originales de Timely, lo que lo convierte en uno de los primeros grandes ejercicios de retrocontinuidad en la historia de Marvel Comics. Batallitas constantes contra Cráneo Rojo y los nazis; así es como se puede resumir la segunda mitad de este tomo. 


Aprovechando la ocasión, Panini Cómics ha metido en esta primera Biblioteca Marvel del Capi el número trece de la colección del Sargento Furia y sus Comandos Aulladores, la serie bélica por excelencia en aquellos primeros sesenta. Dado que de momento no poseen su propia BM, resulta una decisión que se podría catalogar como acertada, pues aquella historia estaba protagonizada por el Capitán América, aunque yo habría preferido que se incluyeran algún número más de Tales of Suspense en su lugar. En realidad, la presencia de este número puede ser de utilidad para que se vea claramente lo comprimidas que están las historias de Rogers, pues al ser de veintidós páginas no está sujeta a tener tan poco espacio.

Quisiera comentar algo antes de dar por finalizada esta reseña. Dado que Iron Man y el Capitán América compartían cabecera, y por lo tanto, portadas, debió ser un trabajo arduo para el diseñador de este volumen el recrear una portada clásica del personaje, eliminando la parte del Vengador Dorado con tal de dejar al Capi a solas. El resultado dejado en la cubierta no podría estar más bien logrado. Mis felicitaciones al diseñador. 


Con todo, puedo afirmar que estamos ante uno de los comienzos de Biblioteca Marvel más livianos y divertidos, en parte por las dosis desmesuradas de acción que nos permite ver las increíbles habilidades en combate que Steve Rogers posee gracias a los siempre fiables lápices de Jack Kirby. No es el origen más trabajado de la Era Marvel, -ni de lejos- pero a decir verdad, sí que es de los más entretenidos. No hay grandes debuts ni nada por el estilo, todo eso está por llegar todavía. Con todo, yo os lo recomiendo si os interesa el Capitán América como personaje y/o el fantástico dibujo de Kirby.

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