Reseña de Ultimate Invasion 1 de 4, de Jonathan Hickman y Bryan Hitch


Tenía muchísimas ganas de tener por fin en mis manos la primera entrega de Ultimate Invasion, el más reciente proyecto de Jonathan Hickman en el que se promete la vuelta triunfal de la línea Ultimate. Este es el primero de cuatro números, que serán seguidos por el especial 'Ultimate Universe One-Shot USA'. A decir verdad, yo nunca he sido gran apasionado de las historias de este mundo alterno, limitando mis incursiones en esta línea únicamente al Ultimate Spiderman de Brian Michael Bendis, una cabecera que en su día sirvió para introducir a una nueva hornada de lectores a la Casa de las Ideas. Es por ello que tengo que reconocer que mi fervor por este proyecto viene dado más bien por la participación del guionista que lo dirige, antes que por la resurrección de la Tierra 1610 en sí. De no ser por él, quizás ni le prestaría atención.


Tras leer este primer episodio de Ultimate Invasion, os puedo asegurar que todo este fervor está del todo justificado pese a lo que podía parecer desde fuera. Quiero decir, todos los asiduos al tebeo de superhéroes estamos al corriente de que la actual dirección de la Marvel de C.B. Cebulski consiste en publicar una infinita cantidad de miniseries nostálgicas ambientadas en épocas pasadas, (y épocas mejores, en según qué caso), por lo que cabía la duda de hasta qué punto esta miniserie sería más de lo mismo, aprovechando el tirón de la nostalgia por los años 2000. Afortunadamente para todos nosotros, el trabajo combinado de Jonathan Hickman y Bryan Hitch está resultando ser mucho más ambicioso de lo que parecía ser desde buen principio.

Y es que aquí tenemos todos los elementos reconocibles que tanto han caracterizado a este guionista a lo largo de su carrera dentro de la Casa de las Ideas. Los conceptos propios de la ciencia ficción dura, las elipsis narrativas, los saltos temporales, el diseño gráfico más sofisticado, los esquemas y mapas por los que tanta fascinación siente; como digo, todo lo que hace de Jonathan Hickman ser él, está aquí presente. 


Pero bueno, lo importante es él qué se nos cuenta en esta primera entrega de 48 páginas, el argumento y planteamiento que tiene tras de sí. Tenemos que tener en cuenta que, muy al estilo de las anteriores etapas del autor, el primer capítulo se centra en plantar las semillas y construir las bases por las que la trama se desarrollará durante los próximos episodios, por lo que es sensato esperar algo de exposición argumental. Sin embargo, lo cierto es que en este primer número priman antes los acontecimientos importantes que la mera exposición de los nuevos conceptos. Es una manera de empezar la historia que funciona como un arma de doble filo para el lector, pues, por un lado, creo que es positivo tener un inicio explosivo que rememore los mejores cómics de la extinta línea Ultimate, pero, por el otro lado, te deja con más dudas al acabar que las que tenías al empezar a leer.

Hay dos grandes frentes, pero uno es más importante que el otro: el primero y más importante es el protagonizado por el Hacedor, el maligno Reed Richards 1610, y el otro, de menor importancia, es el de los Illuminati, la cábala de héroes cuya relevancia fue capital en las Guerras Secretas de este guionista.


Esta versión malvada de Reed Richards llevaba aparentemente años encarcelado en una prisión de máxima seguridad de Nueva York, pero en última instancia logra escabullirse y empezar un nuevo pero misterioso plan para, aparentemente, "resucitar" el universo del que proviene, que recordemos fue destruido durante la estancia de Hickman en la cabecera de los Héroes más Poderosos de la Tierra. Lo de "resucitar" lo escribo entre comillas por una muy buena razón, pues se da a entender de forma muy directa que, aunque el Hacedor haya logrado aparentemente sus objetivos, la tierra resucitada no es precisamente la que todos conocemos de los cómics de Ultimate. Lo que él requiere no es volver a casa, como él mismo afirma en principio; lo que de verdad desea es un universo y un planeta Tierra que modificar a su antojo. Dado que lo consigue, y vistas las prometedoras páginas del epílogo presentes en esta grapa, cabe esperar encontrarse en próximos episodios un universo muy diferente al que conocimos gracias a talentos como el de Mark Millar o Brian Michael Bendis, pese a mantener su esencia intacta. 


Por otra parte, resulta muy agradable encontrarse de nuevo con el enésimo regreso de los Illuminati como grupo. Esta vez, dado que Charles Xavier sí que está vivo, tenemos a todos los miembros originales del equipo, aunque enmarcados en la actualidad marvelita. Esto supone, por supuesto, que el mismo Profesor X lleve colocado la versión de Cerebro presente en los cómics de Krakoa, y que incluso se hagan referencias a varios de los rincones del Universo Marvel. Las pocas páginas en dónde ellos están presentes recuerdan mucho a la época de la Crisis de las Incursiones.

En este aspecto, quizás Hickman haya cometido su clásico fallo de no caracterizar del todo a sus personajes, pues prácticamente el único que muestra algo de personalidad en todo el grupo es el propio Reed Richards del 616; este dado la relevancia de su versión malvada, quiero suponer. Esto tampoco es una queja como tal, pues ya sabemos que este guionista no es dado a subrayar la personalidad de los juguetes que utiliza. Él prefiere moverlos como piezas de ajedrez sobre el tablero, ignorando en muchas ocasiones la personalidad individual de cada uno de ellos.

De todas maneras, yo, de este guionista, ya me esperaba algo como mínimo interesante. En ese sentido, quizás no me ha sorprendido tanto este número, pues el nivel está tan alto como yo me imaginaba. 


Lo que de verdad me ha sorprendido es el dibujo de Bryan Hitch. En un principio, yo tenía mis reticencias con la elección de este narrador, pues por lo poco que vi de él por redes me hice la impresión equivocada de que era una especie de, no sé, ¿Un Greg Land 2.0? En fin, que me equivoqué. Hitch es un excelente narrador gráfico, uno que conoce muy bien los mecanismos para hacer que su obra parezca, básicamente, una megaproducción de Hollywood. En circunstancias normales esto me desagradaría bastante, pues no soy muy fan de mezclar el estilo del cine americano con el de los tebeos, pero dado el historial del Universo Ultimate, creo apropiado que en esta ocasión sea así. Aunque eso sí, ¿Era necesario dibujarle pupilas a la máscara de Pantera Negra? Es que queda horrendo...

Nimiedades a un lado, lo cierto es que estoy dentro de lo que sea que quiera hacer Jonathan Hickman aquí. Este número plantea más dudas que respuestas, y espero que se resuelvan más pronto que tarde, que los episodios subsiguientes sirvan para arrojar algo de luz sobre estos asuntos. Por lo pronto, ha quedado claro que esto no va a ser una continuación del Ultimate que conocemos. ¿Será una nueva iteración, un reinicio desde cero? Solo el tiempo lo dirá. 

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