Reseña de Jojo's Bizarre Adventure Part I: Phantom Blood, de Hirohiko Araki


Jojo's Bizarre Adventure
es una de las series más longevas de todo el cómic japonés. Empezó su publicación en el año 1987 en la revista Shonen Jump, misma dónde se publicaron series como Dragon Ball, Naruto y Hunter x Hunter. 

Esta serie está dividida en sagas o "partes", cada una de ellas ambientadas en eras distintas, con personajes nuevos, situaciones y temáticas diferentes. Por ejemplo, la tercera parte nos habla de un viaje hacia Egipto al más puro estilo de Julio Verne en la Vuelta al Mundo en Ochenta Días; la cuarta nos habla de un pueblo misterioso donde ocurren hechos sobrenaturales, mientras que la quinta nos habla del submundo criminal de las mafias italianas

Básicamente, esta forma de estructurar la serie permite explorar distintos géneros en ojos de diferentes protagonistas que dan forma a las historias. La característica compartida entre las hasta ahora nueve partes es el linaje de los Joestar. Cada protagonista de la serie pertenece a la descendencia de los Joestar, y en las historias se nos cuenta su lucha contra distintos males sobrenaturales, la mayoría de ellos relacionados con el inmortal Dio Brando


El origen de todo tiene lugar, como es obvio, en esta primera parte, titulada "Phantom Blood". Ambientada a finales del siglo XIX en la Inglaterra victoriana, nos cuenta la historia de Jonathan Joestar, apodado "Jojo", el hijo único de una familia de aristócratas. Su vida toma un vuelco cuando Dio Brando es adoptado por George Joestar, el padre de la familia, como un hijo más de la familia. 

Tanto Jonathan como Dio son los dos personajes en los que la trama se centra. Dio es un joven ambicioso con malas intenciones que planea apoderarse de la riqueza de la familia Joestar. Para ello, intenta manipular y controlar psicológicamente a Jojo con tal de arruinarle la vida; cortar todas sus relaciones sociales, dejarle en evidencia delante de su padre para convertirse en el hijo predilecto, etcétera. 


Pasan los años y la relación entre Jonathan y Dio se calma, aunque solo en apariencia. En el fondo, la rivalidad entre ambos sigue muy presente, y todo culminará cuando entre en juego la Máscara de Piedra, un misterioso artilugio azteca que es capaz de otorgar la inmortalidad y un poder inconmensurable a su portador.  Así es como comienza la sangrienta batalla entre Jojo y Dio, una batalla que se moverá a lo largo y ancho de Inglaterra con el honor de la familia Joestar en juego. 

Cómo os decía, la relación entre el protagonista y antagonista es uno de los principales temas de los que se habla en la obra. De hecho, quizás es el mayor punto positivo de esta primera parte de los Jojo's y lo más influyente que ha dejado para el futuro de la serie. No deja de ser el clásico conflicto entre el bien y el mal, pero se antoja como una relación realmente memorable con bastantes más matices de los que podría parecer en un principio.


Hirohiko Araki, el autor de la serie, siempre ha dicho que si tuviera que describir Jojo's con una sola frase sería "Un himno a la humanidad". Este comentario, que se antoja sin importancia, realmente es algo que lleva presente desde "Phantom Blood" como uno de los principales temas de los que se habla. Jonathan, el héroe, representa todo aquello que forma parte del espíritu humano. La superación, la bondad, el sacrificio. El conflicto entre él y Dio no es solo una guerra entre el bien y el mal; es una forma de demostrarle al lector que la voluntad humana es capaz de superar cualquiera barrera u obstáculo, sin importar que tan complicada sea de sortear. El villano tiene capacidades muy por encima de las de un humano normal, pero aun así Jonathan consigue ponerlo contra las cuerdas en cada combate que tienen.

Es por eso que os digo que Jojo's Phantom Blood tiene características muy positivas a pesar de todo. Desgraciadamente, las virtudes se pueden quedar cortas si las comparamos con los muchos puntos en los que el autor demuestra estar muy verde.


Aunque el conflicto entre los dos personajes principales está bastante bien planteado y el principio y el final de la serie sean notables, el desarrollo intermedio de la saga puede antojarse un tanto flojo. Puedo entender que algunas partes de la historia destaquen más que otras, pero es que en el caso de "Phantom Blood" está excesivamente marcado por ello. Es evidente que el autor, Hirohiko Araki, pudo haber tenido desafios para mantener la intensidad y el interés a lo largo de toda la trama, conllevando así una serie de altibajos que pueden hacer que el lector acostumbrado a la narrativa moderna se sienta desconectado.

No puedo decir que en esta ocasión a mí me haya pasado esto, pero tened en cuenta que esto ha sido una relectura. La primera vez que leí esta obra sí que me pareció sumamente aburrida en gran parte de los capítulos, pero ahora, con la perspectiva de las sagas más modernas, es realmente enriquecedor ver los orígenes de la serie. 


Salvo Jojo y Dio, el resto de personajes realmente no destacan demasiado, limitándose en su mayoría a estar ahí sin aportar nada relevante a la trama. Creo que Araki introdujo demasiados secundarios, y con tan pocos capítulos de margen, apenas fue capaz de hacer algo medio decente con ellos, más allá de darles una personalidad plana y cliché. El único que quizás se salva es el Barón Zeppeli, ya que sirve como figura paterna a Jojo tras la muerte de su padre y es el que le enseña el arte del Hamon, un poder indispensable para derrotar a Dio. El resto, como he dicho, aportan poco o nada a la historia. Es un apartado que en entregas posteriores de la saga se explotará más.

Es una serie intrensicamente ligada a los combates, eso que quede por delante de todo. De la primera parte a la última ese es el principal enfoque de la serie, que avanza combate a combate. En actuales entregas se utiliza el poder de los "Stands" para ello, pero en las dos primeras se utilizaba otro sistema: el del hamon. 


El hamon es un arte marcial que permite utilizar la energía del sol mediante la respiración humana, por lo que es esencial para enfrentar las hordas vampíricas de Dio Brando, más que nada porque los vampiros son débiles a la luz solar.  A fin de cuentas, es un concepto que, en práctica, es muy parecido al de otras series de la misma época como Dragon Ball, y ya os podéis imaginar que tampoco es demasiado interesante comparado a los Stands; no por nada el hamon ha palidecido ante ellos. 

Dejando eso de lado, lo cierto es que las distintas batallas que vemos a lo largo de la aventura no pasan de entretenidas y dejan mucho que desear. Pese a ello, muchos de los elementos que hacen a Jojo's una gran obra a día de hoy se pueden vislumbrar en esos combates; hay varias situaciones absurdas y exageradas que si las sacásemos de contexto parecerían de una comedia.


Pero si por algo es conocido el manga de Hirohiko Araki, es por su particular estilo de dibujo, que se antoja muy excéntrico y único, con personajes sumamente extravagantes, plenos de elegancia y orgullo. Claro, eso es a día de hoy, pero estamos hablando de un Araki muy primerizo que aún estaba dando sus primeros pasos en el mundo del cómic. Vaya, que no estamos hablando precisamente de su trabajo más reciente. 

En Phantom Blood el dibujo al principio se siente simplón y genérico, muy hijo de la época. Es el estilo artístico que predominaba en la segunda mitad de los ochenta, muy parecido al de series como El Puño de la Estrella del Norte; cuya influencia en la obra es innegable, además.  Francamente, y a pesar de que dista mucho del estilo Jojo's que conocemos todos, es un dibujo que considero bastante bueno, incluso a día de hoy. Puede que sea arcaico y que la acción representada en sus paneles sea complicada de seguir en algunos tramos, pero tiene sus momentos. Hay páginas que a uno se le quedan grabadas en la retina por la potencia que transmiten. Eso no lo consigue cualquiera. 


He disfrutado mucho más esta relectura de lo que cabría esperar, dadas las circunstancias. Jojo's Bizarre Adventure Part 1: Phantom Blood es una obra con carencias narrativas importantes que pueden empañar la experiencia del lector, tanto en el propio guion como en los personajes. Muchos momentos de la historia ocurren por qué sí, sin ningún tipo de explicación convincente. Es como si Hirohiko Araki hubiera estado improvisando sin rumbo fijo, dando palos de ciego por todos lados hasta encontrar un rumbo por el que llevar la serie. 

Todas las cosas negativas que he dicho no deben tomarse a la ligera, pues estamos hablando de fallos garrafales que ningún escritor debería cometer. Sin embargo, las bases de la franquicia realmente se plantan aquí, y en los últimos episodios se nota cómo el mangaka toma una serie de decisiones que dan pie a las futuras secuelas, a la vez que se nos dan momentos memorables por el camino. 


Teniendo en cuenta eso, creo que sería injusto no recomendar la obra. Si quieres leer Jojo's, sí o sí debes leerte Phantom Blood primero, pues es el origen de todo lo demás. Hay que hacer el esfuerzo para verlo con los ojos de otra época, si, pero vale la pena hacerlo. No es ninguna obra maestra indiscutible, pero si que es un verdadero clásico del cómic japonés. No os echéis para atrás, que luego mejora.

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