Reseña de Chainsaw Man (Tomos 8-11), de Tatsuki Fujimoto

Chainsaw Man es una de las series que más popularidad ha ganado en el último año. La cantidad de fanáticos y lectores apasionados que se han visto atrapados por las desventuras de Denji es tal que la serie se ha posicionado como la segunda más vendida en el top nipón. 

Y es que, como ya hemos estado viendo desde hace semanas en este blog, la obra protagonizada por el Demonio Motosierra ha tenido merecidos todos los aplausos que ha recibido por parte de crítica y público que le han permitido coronarse como un clásico moderno del cómic japonés. 

Con estos cuatro últimos volúmenes, la serie cierra un ciclo argumental que lleva cociéndose a fuego lento desde el primer episodio, estallando todo por los aires en el camino. Al fin y al cabo, estos once tomos han sido nada más la primera parte de una serie que se supone será mucho más longeva de lo que en un inicio pudimos sospechar.

 Sobra decir que esta reseña tendrá spoilers clave, sorpresas que no te puedes destripar si todavía no has llegado a los últimos capítulos, y que de hacerlo te estarías arruinando la mayor parte de sorpresa e impacto. Deja de leer inmediatamente si no estás al día. ¡Avisado estás!

A mí me tenéis que explicar el cómo la serie ha conseguido removerme tantos sentimientos en su recta final, muchos más de lo que ha hecho en el resto de episodios. En muchas ocasiones me ha dado la sensación de estar leyendo una especie de parodia de su género; en otras tantas, de estar leyendo un simple cómic de acción muy gore.  

Ahora, tras haber sido testigo de su recta final al completo, me ha dado la sensación de estar leyendo una deconstrucción del típico héroe japonés embarcado en un drama que sientes como parte tuya. ¿Fujimoto, cómo puedes tener tantas facetas escribiendo como para modificar el registro de esta manera? 

Quiero decir, yo ya tenía asumido que no te puedes encariñar de ningún personaje, como ya os dije en la primera entrada que le dediqué a esta obra. Daba por sentado que en algún instante todos los personajes podrían morir de un momento a otro, y eso ha sido así con literalmente todos los personajes secundarios de la serie. 

Lo que yo no me esperaba es que el autor se iba a tomar tan al pie de la letra sus propias intenciones e iba a atreverse a matar incluso personajes que mantuvieron el protagonismo desde el primer volumen; todos ya sabéis de lo que estoy hablando. Me explicaré a continuación...

El arco del Demonio Pistola es algo que llevo esperando leer desde que comenzó la serie. Quiero decir, la existencia y amenaza de dicho enemigo era una constante en la historia de varios personajes, además de suponer parte del trato que Denji hace con Makima en el primer tomo, por lo que se presupone evidente que para el final de la obra habría algún tipo de combate final en contra suya. No era ningún secreto para nadie. 

Sin embargo, debemos recordar que Tatsuki Fujimoto a lo largo de su carrera como  mangaka se ha caracterizado por tomar las vías más inesperadas e improbables posibles, resultando en sorpresa tras sorpresa para el lector. El arco del Demonio Pistola ha llevado eso a un nivel en el que lo inesperado e improbable se mezcla con el drama más profundo para ofrecer lo que, para mí, es el mejor arco de la obra con mucha diferencia. 

Sin entrar en demasiados detalles que no vienen al caso, la invocación del Pistola y su posterior masacre alrededor de Japón ha sido de lo mejor que tiene por ofrecer este autor como un ilustrador de primera. Todas esas páginas dobles en las que vemos el poder destructivo del villano, así como los nombres de todas sus víctimas que casi tapan la totalidad de la ilustración, forman una secuencia para el recuerdo. Obviamente, eso no es ni de lejos lo más destacable que tienen por ofrecer estos episodios. Ya va siendo hora de retomar el hilo de los párrafos de arriba. 

Ya va siendo hora de que hablemos del momento que más tristeza me ha causado leyendo este increíble manga: la muerte de Aki Hayakawa. La muerte del personaje que lleva acompañando a Denji desde el principio. La muerte del cliché andante del que yo mismo me he quejado en anteriores entradas. ¿No es sorprendente que un personaje que ni me iba ni me venía me haya terminado doliendo de verdad en su fallecimiento? 

Vaya, es que Fujimoto invierte los capítulos de "antes de la tormenta" en hacer que te encariñes del todo con el trío protagonista conformado por él, Denji y Power. Unos cuantos capítulos realmente entrañables entre tantas vísceras y tripas. Toda esa construcción previa para que te encariñes más con los personajes y luego hacerte "pam" en el corazón. 

Dios, es que hasta el desarrollo del combate final entre Denji y Aki poseído por el Demonio Pistola es para romperte el corazón. No estoy exagerando cuando os digo que me he tenido que tomar unos días de descanso tras acabar el arco, y no precisamente por el disgusto. Solo quería procesar lo que acababa de leer. 

Después de todo lo ocurrido, lo que menos se esperaría uno es que Makima fuera a ser la mala detrás de todo. Bueno, en realidad todos ya sabíamos de su naturaleza maligna y manipuladora, pues lleva dando signos de ello desde su primera aparición; sin embargo, lo que yo no me esperaba para nada es que fuera a ser un personaje tan, pero TAN odiable, mucho más que cualquier otro demonio. 

Su faceta más manipuladora y controladora se muestra aquí en todo su esplendor. Es una villana de los pies a la cabeza, un personaje que bien podría merecer su propio análisis individual. Hasta este momento la obra no había destacado nada en cuanto a figuras antagónicas (Reze quizás se salva), pero con la gran revelación de Makima como el Demonio del Control lo cierto es que el autor se ha coronado

La figura del antagonista ha resultado estar muy bien trabajada, pero ¿y la del protagonista? 

Denji podría ser fácilmente uno de los mejores protagonistas del cómic japonés mainstream en publicación. Sé que es una declaración cuanto menos atrevida, pero es que nada más hay que ver el trabajo que su autor le ha dedicado, y es algo muy encomiable tratándose de un protagonista que se hizo famoso por tener sueños mundanos, contrarios a los deseos grandilocuentes de otros personajes principales del género.

Lo que se ha visto en estos cuatro tomos ha sido un trabajo de deconstrucción y demolición del personaje, llevándole por los caminos más turbios y deprimentes para luego renacer, literalmente, como un héroe del pueblo. 

La serie empezó pareciendo una simple parodia que no se tomaba demasiado en serio a sí misma, pero es que lo visto en sus últimos veinte capítulos cambia la perspectiva de la obra al completo y logra sorprender incluso al lector más avezado. 

Pese a todo lo bueno que aporta, debo reconocer que es un cierre que ha fallado un poco a la hora de exponer la información, pues siento que se han dejado muchas cosas por explicar, y lo que se ha explicado con tiempo no ha quedado demasiado claro. No miento si os digo que en ciertos momentos así la obra me ha sacado totalmente de la inmersión.

Yo he disfrutado una barbaridad de estos once volúmenes que conforman la primera parte de la serie. Ha cumplido las expectativas infladas por todo el público de sobremanera y ha conseguido coronarse como un auténtico clásico reciente del cómic japonés, y eso no es poca cosa. 

Tatsuki Fujimoto es un autor que bien merece todo el reconocimiento que tiene a día de hoy, y espero que siga entregando trabajos tan curiosos y de tan buena calidad al público aficionado. Como extra si tenéis curiosidad por este fantástico autor, os recomiendo leer la reseña que le hice el mes pasado a Goodbye Eri, el último one-shot suyo que se ha publicado. 

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