Hace ya unos cuantos años que Norma Editorial comenzó la publicación en territorio nacional de Chainsaw Man, una de las series japonesas que más lo han petado en crítica y público en tiempos recientes, de la mano del joven pero prestigioso autor Tatsuki Fujimoto. Los tres primeros volúmenes de la serie ya fueron comentados anteriormente en este blog, recomendando la lectura a todos y cada uno de vosotros y dejando muy en claro que, pese a la aparente presencia de los típicos tropos del género, estamos ante algo muy diferente.
Recientemente, Chainsaw Man terminó la publicación de su primera parte y continúa con una segunda en la aplicación Manga Plus, donde a día de hoy están disponibles los episodios más recientes que se van publicando semana a semana. En el pasado 2022 la obra consiguió una adaptación animada por parte del estudio Mappa y una segunda temporada que adapta lo que acontece en estos números está ya de camino, por lo que este es el momento ideal para ponerse al día y prepararse para su llegada.
Ahora Denji tiene la oportunidad de trabajar en la Agencia de Seguridad Pública como Devil Hunter oficial, lo que le otorga la posibilidad de vivir de manera más digna. A partir de aquí su vida se convierte en una sucesión de combates contra varios enemigos que planean eliminarlo a costa de todo, mientras se replantea su vida y sus objetivos como persona.
Estos cuatro volúmenes abarcan los capítulos del manga del 26 al 61, motivo por el cual encontramos contenido de hasta tres arcos argumentales diferentes: el de Samurai Sword, que comenzó en el anterior número; el del Demonio Bomba, uno de los más aclamados por parte del público de la serie; y por último, aunque esté apenas comenzado, el de los Asesinos Internacionales, que a su vez es el que personalmente más me ha atrapado desde el principio. Se podrían considerar estos cuatro tomos como un signo de maduración de la serie, pues queda patente lo mucho que se ha ampliado la ambición de su autor al introducir nuevos elementos en la historia que van mucho más allá de lo que parecía la serie en un inicio.
Los tres primeros números de la serie parecían ser más bien una especie de parodia muy gamberra del shonen típico, pero a partir del cuarto, poco a poco, se van dejando señales de que hay varios misterios que el autor planea responder de cara a la recta final de la serie. Además de eso, se presentan a varios personajes que son muy interesantes que se alejan de la parodia que supusieron los primeros episodios para convertirse en una trama más seria y con mucha intriga detrás. El mismo protagonista adquiere bastante más profundidad como personaje gracias a la evolución que tiene lugar en esta tacada de episodios.
Bueno, no nos adelantemos, que en el arco de Samurai Sword (o Katana Man, como dicen algunos) también hay chichilla de la que rascar. De hecho, es en la segunda parte de este arco en donde se introducen la friolera de once personajes totalmente nuevos; algunos más importantes, otros menos. Varios de ellos ya tienen cierta relevancia en los episodios inmediatamente posteriores a este arco, por lo que se le puede considerar como un punto de inflexión dentro de la obra que dará lugar a acontecimientos de importancia capital. El que más potencial ha demostrado por su papel disruptivo en la vida de Denji es Kishibe, un tipo de unos cincuenta años que hace de su mentor, cuya relación con Makima, la jefa de la Agencia de Seguridad Pública, todavía guarda muchas incógnitas. Su papel en la historia todavía no está demasiado claro, pero tiene pinta de que será de los más importantes.
Tras la muerte de Himeno en el primer encuentro con el grupo de terroristas de Samurai Sword, Aki, uno de los principales aliados del protagonista, comienza a tomar más relevancia dentro de la obra. El dolor por la pérdida de su antigua mentora no hace más que tirar leña al fuego de la venganza que pretende tomar contra el Demonio Pistola. Sinceramente, no es un personaje que me parezca demasiado interesante, pues no deja de ser un tropo andante, un cliché típico del género; sin embargo, por muy poco interesante que sea el personaje, no significa que la obra pierda calidad. Parte de su gracia es, precisamente, reutilizar los tropos más vistos de este tipo de mangas y convertirlos en algo más ameno y gamberro.
La victoria frente a Samurai Sword da pie a un nuevo arco argumental más centrado en Denji como personaje, reduciendo radicalmente el plantel de personajes de manera temporal para que la historia pueda centrarse en él sin demasiadas distracciones ni complicaciones. Básicamente, los episodios subsiguientes son parte de una historia aparentemente romántica entre Denji y un nuevo personaje femenino: Reze.
Ya viene siendo parte del estilo de Fujimoto el dar giros argumentales del todo inesperados para el lector, de esos que te dejan con las cejas en alto y la boca abierta. Este arco es precisamente eso, pues la amante del protagonista resulta tener un lado más "explosivo" de lo que podía parecer en un inicio. Ella es igual que Denji, en el sentido de que es un híbrido de humano y demonio; el Demonio Bomba, en este caso. Todo deriva en un combate -como ya es costumbre- violento y sanguinario, con un magnífico cierre como pocas veces hemos visto en arcos anteriores de la obra, uno más hermético y concluyente. El legado más importante de este momento de la obra es sin duda el desarrollo del protagonista, que antes, durante y después de su amorío fallido con Reze ha mostrado un crecimiento exponencial en profundidad y complejidad como personaje.
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