Reseña de Sonic The Hedgehog: El destino del Dr. Eggman, de Ian Flynn

ECC Ediciones continúa su colección de tomos de Sonic the Hedgehog dentro de la línea Kodomo, el sello infantil y juvenil de su catálogo editorial, recopilando los números originales #6-8 de la serie regular que IDW Publishing, junto con la colaboración de Ian Flynn como guionista, han estado publicando casi sin parar desde el año 2018, cuando adquirieron los derechos comiqueros de la franquicia tras el lanzamiento del videojuego de Sonic Forces. 

Ya sabemos todos que Sonic es un personaje que originalmente nació en la saga de videojuegos del mismo nombre. Estos cómics no son ni más ni menos que una de las decenas de iteraciones que el personaje ha tenido en sus más de treinta años de historia, entre los que se incluyen ya películas en acción real, series de televisión, colaboraciones con otras sagas de videojuegos y todo tipo de productos derivados de la franquicia. 

Básicamente, esto es una translación total del espíritu de los videojuegos al papel en una de las adaptaciones al cómic más fieles que yo he visto de un juego. No se limita simplemente a ilustrar las mismas historias originales de los juegos, sino que más bien se dedica a explorar las posibilidades del universo de la mascota de Sega más allá de todo lo visto en los susodichos, sin dejar de lado los guiños que el jugador veterano reconocerá al instante. 

Si eres un jugador veterano que ha disfrutado de los videojuegos originales de Sega sin duda amarás estos tebeos a pesar de su toque infantil. Más allá de ese tipo concreto de lector, no podemos obviar que estamos ante una colección hecha para los más pequeños de la casa y, por lo tant,o la exigencia no puede ser igual a la de un cómic para lectores de mayor edad. Es una historieta desenfadada, con acción a raudales; una trama simple y fácil de seguir para cualquier niño aficionado al erizo azul.

La desaparición del veterano archienemigo de Sonic, el Doctor Eggman, es algo que lleva planteado desde el primer número; es en este segundo número en el que descubrimos cuál ha sido su destino tras la última derrota que sufrió a manos del erizo. El malvado Robotnik ha perdido la memoria y ahora vive felizmente en un poblado de animales en el que aprovecha su talento como constructor y mecánico para ayudar a sus vecinos. Resumidamente: Eggman ha dejado de ser el malvado y villanesco archienemigo de Sonic a convertirse en el amistoso vecino Mr. Tinker, a causa de su perdida de memoria. 

Lo que bien podría haber sido una situación de la que sacar chistes a tutiplén, -especialmente si tenemos en cuenta el público al que va dirigido-  ha resultado una reflexión sorprendentemente madura para un cómic de estas características, una lección sobre la moralidad que para nada se siente como algo forzado o traído sin venir a cuento. Se agradece mucho que se incluyan este tipo de situaciones en un producto cuyo público objetivo son infantes en edad de desarrollo.

Naturalmente que una adaptación de un videojuego centrado en la acción y la velocidad iba a tener sus buenas dosis de peleas y carreras. Es cierto que lo que predomina en la mayoría del tomo es -precisamente- este batiburrillo de escenas de acción pura dura, en las que destacan variados guiños a los videojuegos originales de la serie; en especial a los más recientes. Un niño que haya jugado (o esté jugando) uno de esos títulos reconocerá al instante a varios de los enemigos y algunas situaciones que tienen lugar en dichos momentos clave del cómic.

A nivel narrativo también hay varias referencias a los juegos de la saga principal del erizo, aquellos que podríamos considerar canónicos dentro de su particular línea cronológica: por ejemplo, Sonic Heroes, un juego que fue lanzado hace más de quince años, es el que más referenciado está en todos estos episodios, compartiendo incluso al villano Neo Metal Sonic, originario de dicho título. 

La aportación de Ian Flynn a la franquicia no se queda ahí, pues repite la jugada del anterior número e introduce un nuevo personaje al cada vez más creciente plantel de la serie: Whisper, la solitaria y enmascarada loba, cuya forma de combatir viene dada por los distintos tipos de armas que le proporcionan los alienígenas a los que acompaña. Es un personaje que destaca entre los demás por tener un tipo muy particular de timidez que la hace similar a muchos pequeños lectores que pueden sentirse identificados con ella y su personalidad.

Como he repetido a lo largo y tendido, considero que este es un cómic ideal para los niños. Quizás se quede un poco flojo para lectores con mayor edad y con más bagaje en el mundo de las historietas, pero no cabe duda de que un chaval aficionado al personaje va a disfrutar de lo lindo con este tebeo. 

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