Reseña de Marvel Gold. Los Vengadores nº 4: La Batalla por la Tierra


A lo largo del anterior volumen Omnigold de esta colección, vimos la entrada tanto de Roy Thomas como guionista como la de John Buscema como dibujante, marcando un antes y un después para la serie. Estamos hablando del equipo creativo detrás de tebeos tan míticos y rememorados como lo son, por ejemplo, el de la primera aparición de Visión y su "¡Hasta un androide puede llorar!", la boda entre Hank Pym y la Avispa o el nacimiento del temible villano Ultrón. En apariencia, la colección de los Héroes más Poderosos de la Tierra alcanzó un pico de calidad que difícilmente podía ser superado por otros tebeos de la época o, incluso, de la misma colección. Sin embargo, Roy Thomas no es un escritor de poca ambición que se conforme con escribir un par de sagas buenas; lo que vimos en el anterior volumen fue únicamente la punta del iceberg. 

Nada más comenzar, este cuarto volumen presenta una nueva saga en la que un reducido grupo de héroes conformado por Ojo de Halcón, Pantera Negra y Visión viajará alrededor del mundo para, por poner ejemplos, ayudar al Doctor Extraño con una poderosa amenaza mística y enfrentarse al traicionero M'Baku en el reino de los Wakandas. Sin embargo, la más importante de estas aventuras sucede fuera del planeta Tierra, en una mortífera estación espacial dónde un villano (algo genérico y sin gracia, a decir verdad) planea hacerse con el control del planeta. En los números previos a aquel episodio y con motivo del regreso del Espadachín como enemigo, somos testigos de una narración del origen de Clint Barton como Ojo de Halcón, y se nos presenta una nueva pieza en el tablero: Barney Barton, su hermano, presentado como uno de los mayores capos de la mafia en Nueva York. Es así cómo, si juntamos todos estos episodios, se allana el terreno para el cambio y transformación de Clint Barton. 


Ojo de Halcón abandona la serie. No, no como crees; si bien él lo deja, no lo hace así el personaje de Clint. Con todo lo vivido en los episodios recientes, él cae en cuenta que necesita un mayor poder para ser un Vengador, por lo que consume a espaldas de sus compañeros las famosas partículas Pym. ¿El resultado? ¡Un nuevo Goliat camina sobre la Tierra! Este giro en el personaje (y su consecuente incremento de poder) marca otro antes y después en la colección, sumándose a la ya extensa lista de momentos memorables y de relevancia aportados por el propio Thomas. 

Desafortunadamente, el asiento de lápiz oficial de la colección queda vacío tras la marcha temporal de John Buscema, pues Stan Lee le requería para la nueva colección de Estela Plateada, por lo que en el resto del tomo veremos una ristra de dibujantes de la talla de Gene Colan mucho antes de su Drácula y Barry Smith. Este último en concreto fue el encargado de dibujar dos de los tres números posteriores al arco de Goliat, con la vuelta de Ultrón como villano después de ser derrotado al final del tercer Omnigold de esta serie. El trabajo de Smith es algo tosco y chocante si lo comparamos al aroma especial que desprenden los lápices de Buscema, aunque de todas formas se trata de un dibujante muy solvente. El último número de este esperado regreso lo dibuja el hermano menor de John Buscema, Sal Buscema, que, sin llegar del todo a su maestría, se postra como su perfecto sustituto temporal.


Inmediatamente después asistimos al regreso de otro de los enemigos clásicos del supergrupo, un villano que llevaba sin aparecer más de cuarenta números: Kang el Conquistador. No obstante, es cierto que no volvía en calidad de villano; quería forjar una alianza con los Vengadores para ganarle a un juego de escala cósmica al Gran Maestro. El juego consistía en que cada participante reclutaría a varios "campeones" que lucharían por ellos, casi a modo de piezas de ajedrez con vida. La recompensa que recibiría Kang al ganar el juego le daría el poder de recuperar a su amada Ravonna, personaje que ya vimos en su anterior aparición en la colección 

El Gran Maestro, por su parte, reclutó a un equipo de villanos de una tierra paralela llamados Escuadrón Siniestro, quienes eran un homenaje a los héroes de la Liga de la Justicia de la Distinguida Competencia. Son personajes que a pesar de ser clónicos de algunos de la JLA gozan de diseños realmente buenos. Fueron personajes tan queridos que un poco más adelante fueron recuperados como superhéroes aliados de los Vengadores en una saga de la que hablaremos más adelante, pues su importancia fue capital para el devenir del universo Marvel.


Este momento bien podría considerarse uno de lo de más creativos de la colección. Roy Thomas creó una gran cantidad de personajes y recuperó otros tantos, como bien podrían ser el equipo de héroes precursores del universo Marvel (Namor, Capi, la primera Antorcha Humana) o la recuperación de un villano perteneciente a una trama de la cancelada colección de Nick Furia, ampliando así su naturaleza a la de un superequipo de villanos conocidos como el Zodiaco, que serían recurrentes de la serie a partir de aquel momento. Vimos a los Vengadores pasar por problemas económicos por pagar una deuda a un magnate y señor del crimen, también vimos la enésima ruptura entre la Viuda Negra y Clint Barton, así como una narración del completo y verdadero origen de Pantera Negra. Como podéis atestiguar, la colección se hallaba en un momento sumamente creativo por aquella transición de entre los sesenta y los setenta.

La reivindicación social no era nada ajeno a la editorial por aquellos años, pues el ambiente estadounidense estaba tan calentito que se reflejaba incluso en las historietas. Un clarísimo ejemplo lo encontramos en este volumen con el regreso de los Hijos de la Serpiente, una organización racista y supremacista que ya apareció con anterioridad. Roy Thomas los recupera para desarrollar una historia con la que pretende denunciar la situación política y social de los Estados Unidos de aquellos primeros años setenta, convirtiéndose en uno de los primeros tebeos artifices de la revolución social, varios años antes de la famosa muerte de Gwen Stacy y de que Chris Claremont hablara más en profunidad del tema en The Uncanny X-Men.


Esta saga con los Hijos de la Serpiente como enemigos, sin embargo, no es todo lo satisfactoria que podría haber sido, pues se recurren a varios tejemanejes con los que se evita que la historia adquiera un tono más sombrío y adulto de lo que la Comics Code Authority permitía. En especial el cierre de lasaga lo considero flojo y extraño, casi como si se hubiera pegado un volantazo en el guion por imposición editorial. Fuera de esto también tenemos otro número de reivindicación social, aquel donde se presenta el grupo de mujeres superpoderosas conocido como las Liberadoras. Como es de suponer, se trata superficialmente el tema del feminismo y la lucha contra el patriarcado, un tema candente en la época que se exploraría más a fondo en posteriores años con nuevas heroínas de la editorial. 

En este gran volumen también nace el gérmen de una idea que cambiaría el destino del tebeo Marvel enlos próximos años: la llegada del Escuadrón Supremo como un verdadero equipo de héroes de una tierra alterna. El grupo que homenajea a la JLA aparece en una serie de números enlos que los Vengadores se ven perdidos por otros mundos alternos buscando el camino a casa. A día de hoy estamos muy familiarizados con el concepto del multiverso y las tierras alternativas, pero por aquella época esta idea jamás había sido explotada en ninguna línea argumental, por lo que se podría considerar esta saga como el primer viaje multiversal de todo el Universo Marvel. Años después, el mismo Roy Thomas crearía la colección What If, inspirado precisamente por sus ideas.


Con todo, este omnigold termina con un cruce con el Increíble Hulk que, por lo que conscierne a los Vengadores, poca relevancia tiene, quedándose a las puertas de una saga mucho más ambiciosa y de bastante más impacto editorial: ¿Os suena la Guerra Kree-Skrull?

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