Cambiamos el formato para reseñar los números de esta cabecera, pasando ahora a uno más corto y reducido que permite más flexibilidad a la hora de publicar entradas nuevas.
Cuarto número de Immortal X-Men y por esta vez toca centrarse en uno de los referentes femeninos de la franquicia mutante. Ya sabéis que cada episodio de esta colección se centra en alguno de los miembros del Consejo Silencioso, y, con motivo de la Gala Fuego Infernal del pasado año, esta vez le toca el turno a la Reina Blanca, Emma Frost. Bueno, cualquier historia centrada en ella es bienvenida para mí, pues es uno de mis personajes favoritos de la franquicia desde lo que Grant Morrison hizo con ella en su etapa. Este episodio, eso sí, está íntrensicamente ligado a las demás series mutantes, como lo son la Patrulla-X de Gerry Duggan o la propia Gala Fuego Infernal, pues es un número que permite desarrollar mejor algunas de las consecuencias de lo acontecido recientemente en la continuidad. Hablo de la resurrección mutante, que ha sido desvelada al público recientemente por la propia Patrulla-X.
El cuarto episodio de X-Men Red tiene un aire similar al de su contraparte terrícola, pues la serie galáctica de los mutantes también desarrolla las consecuencias de los más recientes hechos acaecidos en la franquicia. La muerte de la emperatriz Xandra del Imperio Shi'ar, por poner un ejemplo, que parece que puede traer problemas a nivel universal, más allá de, por supuesto, la revelación del secreto de la resurrección mutante, que sale a colación en los diálogos de este capítulo. Al Ewing aprovecha todo este contexto para colar una reflexión sobre la vida y la muerte; típico de este hombre. Además, vemos como Magneto (y Tormenta) deciden destruir sus últimos backups de resurrección, por lo que ahora son verdaderamente vulnerables a la muerte...
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