Reseña de Superman Saga 1: El Hombre de Acero Saga de la Unidad, Parte 1, de Brian Michael Bendis


Brian Michael Bendis es uno de los guionistas más influyentes del siglo XXI para el cómic norteamericano. Saltó a la fama gracias a su trabajo en Marvel, encargándose de hacer los guiones de casi cualquier personaje importante de la editorial: Los Vengadores, Ultimate Spiderman, Patrulla-X, Guardianes de la Galaxia, etcétera. Su repentino salto a DC Comics pilló desprevenido a más de uno. Los temores entre los lectores crecieron cuando se hizo público que él sería el próximo guionista tanto de la colección de Superman como la de Action Comics (ya sabéis, son colecciones hermanas protagonizadas ambas por el Hombre de Acero). Esos temores no eran infundados, pues Brian Michael Bendis es un escritor muy polémico; algunos le acusan de arruinar todo lo que toca y de no entender a los personajes clásicos. Sea como fuere, ignorado el resto de su historial, hoy toca poner en juicio el inicio de su etapa con el primer superhéroe.

ECC Ediciones nos trae a España una bastante competente edición del Superman de Bendis en el formato Saga: tomos en tapa dura de unas 180 páginas a un precio que ronda los veintitantos euros. Todavía es una colección abierta, pero la editorial lleva publicados cuatro volúmenes, camino del quinto, que saldrá dentro de un mes, aproximadamente.

Este primer volumen incluye el especial de Action Comics #1000, que es un número conmemorativo en el que se narró un prólogo a la etapa. Sin embargo, el mayor grueso del tebeo está dedicado a la miniserie de The Man of Steel de 2018, consistente en seis números que sirven a modo de primer arco argumental e introducción al mundo del personaje.

Los orígenes del Hombre de Acero

La historia comienza con un nuevo enemigo para nuestro héroe: Rogol Zaar, el presunto destructor del planeta Krypton, un villano que está totalmente obsesionado en acabar con la vida de todos sus habitantes. Aunque su causa pueda parecer noble, pues se justifica con la supervivencia de su especie, está claro que detrás de Rogol Zaar hay mucho más de lo que aparenta desde fuera. 

Mientras tanto, vemos la vida corriente de Superman. Detiene criminales, salva a las personas e intenta resolver unos misteriosos incendios que asedian a la ciudad de Metrópolis. Sus actividades normales de superhéroe se ven drásticamente interrumpidas cuando cae en cuenta que su Fortaleza de la Soledad, aquel santuario heredado por la Casa de El, ha sido total y prácticamente reducido a polvo. ¿El motivo? Rogol Zaar. El sanguinario alienígena ha descubierto que en la Tierra se refugian los últimos supervivientes del planeta Krypton, y evidentemente no puede permitir que quede alguno con vida...
¡Incluso destruye la ciudad embotellada de Kandor! Kal-El, con la ayuda de su prima Supergirl deberán hacerse cargo del presunto genocida...
Sin embargo, no todo es acción y peleas en esta etapa, pues hay un gran misterio que se nos irá desvelando con pinceladas a lo largo de los siete números que contiene todo este tomo. Lois Lane y su hijo, Jon Kent, están desaparecidos. Al principio no se nos dice la razón de que ellos no estén, pero el protagonista se muestra visiblemente deprimido de estar viviendo lejos de su familia. Las personas cercanas a Clark (y que no conocen su identidad secreta) creen que ella se ha llevado el niño fuera del país, dejándole a solas. El misterio se va esclareciendo número a número, mostrando flashbacks de la misma escena en cada episodio pero yendo un poco más allá a medida que avanzan los números. No os desvelaré lo ocurrido, pues se podría considerar spoiler, así que solo diré que de ahí nace una idea que tiene bastante potencial para los próximos arcos argumentales. 

La falta de Jon Kent y Lois Lane en la vida de Superman se hace notar; no obstante, Bendis introduce una serie de personajes de apoyo totalmente nuevos que, cada uno por su parte, plantan las semillas de futuras ideas a explorar en el futuro próximo de la etapa. Melody Moore, por ejemplo, es uno de esos personajes totalmente novedosos. Ella es la nueva subjefa de bomberos de Metrópolis, embarcándose nada más llegar en un misterioso caso de incendios aparentemente premeditados. También está la reportera Robinson Goode, la nueva empleada de Perry White en el Daily Planet, una joven mujer que parece que esconde más de lo que aparente. Secretamente, pretende hacerse con todo el periódico... ¿Cómo terminará esa subtrama? 


Entre tanto misterio, acción y revelaciones del pasado, hay algo que brilla por encima de los demás: la brillantez de Brian Michael Bendis al escribir diálogos. No os estoy descubriendo nada nuevo si os digo que el guionista de Cleveland es un experto a la hora de hacer diálogos dinámicos y divertidos, llenos de carisma y naturalidad. Más allá del interés que tiene el guion de por sí (que lo tiene), esto viene genial para la caracterización de todos los personajes, pero especialmente de Superman. No es un superhéroe fácil de caracterizar respetando su esencia original, ejemplos en la historia del personaje hay muchos, pero Bendis lo ha conseguido con creces. 

Desgraciadamente, no puedo evitar pensar en que el escritor estadounidense puede caer de nuevo en sus fallos más típicos. Normalmente, acostumbra a escribir potentes inicios que pueden enganchar a cualquiera, pero en el pasar de los números dicho enganche e interés se va diluyendo hasta que no queda nada, degenerando tanto sus colecciones que dejan de parecerse a lo que inicialmente eran. Puede ser un mal que se traslade también a esta obra. Aún es demasiado pronto para confirmarlo. 


Otro mal que sí que afecta directamente a esta obra es el exagerado baile de dibujantes que hay. En todo el tomo, prácticamente no hay ni un dibujante fijo; el único que se mantiene es Jason Fabok, que dibuja los flashbacks de Lois y Jon. Otros ilustres nombres como los de Jim Lee, Ivan Reis, José Luis García-López, Evan Shaner, Steve Rude, Kevin Maguire, Adam Hughes y Ryan Sook son los encargados de páginas sueltas de cada número de la miniserie. Tanto dibujante diferente encargándose de la misma obra provoca incluso errores de raccord. Comprended, pues, el exagerado baile de dibujantes que hay aquí presente; es una pesadilla para cualquier lector de tebeos que se precie. 


Conclusión: Brian Michael Bendis, por mucho que le pese a algunos, es un autor experto en introducir lectores a los tebeos. No es tarea sencilla el enganchar a un lector novato a una colección que lleva décadas en marcha, pero él es capaz de simplificar tanto las cosas que hasta alguien que no conoce nada de los personajes puede entenderlo. Casos hay muchos, pero esta cabecera de Superman sin duda debe unirse a la lista. Cabe destacar que la edición española está muy bien lograda, pero sus precios no son realmente accesibles para casi nadie. Recomiendo, aun así, la lectura de la miniserie que incluye este tomo. Es realmente buena.

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