Reseña de Superman Saga 2: La Tierra Fantasma Saga de la Unidad, Parte 2, de Brian Michael Bendis


Brian Michael Bendis, uno de los escritores más importantes en el panorama del cómic estadounidense, comienza su etapa como guionista de la cabecera estándar de Superman, después de fichar por DC y escribir la miniserie de The Man of Steel, incluida en el primer tomo, aquí reseñado. 

Bendis tiene dos propuestas con el personaje: explorar su faceta como periodista en un mundillo más urbano y explorar su faceta como superhéroe a gran escala, con batallas y aventuras épicas por el cosmos del universo DC. La primera faceta se explora en la cabecera de Action Comics, siendo un acercamiento similar al que ha utilizado el propio Bendis con algunos héroes Marvel,  mientras que la segunda faceta se explora en la cabecera regular de Superman, la que hoy reseñamos. Ambas series tuvieron su prólogo introductorio y conjunto en la susodicha miniserie de El Hombre de Acero. 


¿Recordáis a Rogol Zaar, el monstruo que dice haber sido el destructor del planeta Krypton? Fue presentado en El Hombre de Acero de Brian Michael Bendis, presentado como el principal enemigo de la historia que pretendía poner patas arriba todo lo que Clark Kent cree saber de su planeta de origen, una fuerza imparable de la naturaleza que no se detiene ante nada con tal de erradicar a toda la raza kriptoniana. Fue detenido gracias a Supergirl, que lo recluyó en la Zona Fantasma, aquella prisión dimensional dónde están encerrados los peores enemigos del planeta. Era evidente que la cosa no iba a quedar así, con Zaar cautivo e incapaz de cumplir el único objetivo por el que vive, como igual de evidente es que Bendis recurriría a un golpe de efecto llamativo para dar inicio a la colección. Vayamos por partes. 

El planeta Tierra entero termina atrapado en la Zona Fantasma, culpa de un grupo de STARS que trataba de cartografiar un mapa de esa dimensión; la misma dimensión que encierra a todos los demonios de Krypton, sedientos de venganza. La magnitud de la catástrofe únicamente puede ser superada por una de las famosas Crisis del universo DC. Por si fuera poco, Rogol Zaar consigue convencer al ejército de secuaces de uno de los prisioneros (Jax-Ur, un enemigo clásico de Superman) para atacar la Tierra, en vista de la gran oportunidad que aparece frente a sus ojos, fruto de la casualidad.
 

Superman, con la mayoría de sus compañeros totalmente inhabilitados por la intoxicación que provoca estar en la Zona Fantasma, deberá encontrar la forma de: ayudar en todo lo posible a los terrícolas que están en peligro, encontrar la forma de sacar la tierra de la dimensión fantasma, detener el ataque de las tropas de Jax e intentar vencer a Rogol Zaar de forma definitiva. 

Desafortunadamente, parece que el guionista de Cleveland no ha sabido del todo el cómo narrarla historia, ni manejar la magnitud de la misma. El primer número está bien, es introductorio y muestra algunas cosas que hacen de Superman un verdadero superhombre. Su sentimiento de soledad está muy bien transmitido y su conversación con el Detective Marciano es del todo interesante. Sin embargo, las cosas se tuercen nada más comienza todo el rollo de la Tierra Fantasma; se presenta como un cliffhanger al final del primer número, otro golpe de efecto de Bendis para captar la atención de los lectores, y realmente deja con ganas de continuar. Siento que de todos los episodios del arco argumental, solo dos de ellos son lo suficientemente interesantes como para sostenerse por sí mismos: el primero y el sexto. 


Está claro que Bendis ha construido intencionadamente estos primeros seis números para que así sea; un primer episodio introductorio que resume todo lo ocurrido anteriormente y un episodio de final de argumento que sirve como catarsis épica y espectacular, llena de promesas en forma de misterios. Los cuatro de en medio que quedan en el limbo sirven únicamente para llevar lentamente la historia hasta el punto al que el guionista quiere llegar, importándole bien poco el contenido individual de cada uno de los números. Lees y lees capítulos, pero realmente no sientes que la trama avance en demasía. Es un tomo con un principio y final muy definidos, pero que pierde  interés en el nudo. Entiendo que esa es la forma de escribir de Bendis, eso que llaman "decomprissive storytelling". Normalmente, no tengo muchas quejas con este guionista, y su Action Comics me parece genial, pero no me ha gustado demasiado el cómo ha ejecutado este inicio de Superman. 

Eso sí, la verdad es que vale mucho la pena leer el sexto número de la colección. La catarsis épica que he mencionado en el párrafo anterior es, discutiblemente, uno de mis momentos favoritos de lo que yo he leído del personaje. Esa dicotomía que hay en la mente de Superman, su sentir como kryptoniano enfrentado a su deber con la humanidad, olvidando momentáneamente qué es lo importante de su misión. Es un final que define a la perfección lo que es el Hombre del Mañana, sin importar los horrores que deba enfrentar ni los monstruos que tenga delante, como Zod o Rogol Zaar. 


Conclusión: Bendis inicia su Superman de una forma bastante buena, aun con esos puntos negativos que tiene el autor. Algo muy positivo que tiene a su favor es la regularidad y la consistencia en el apartado visual del que está encargado el brasileño Ivan Reis, con unos dibujos potentes y funcionales para un tebeo de este estilo tan épico. Continuaré la serie para ver que más puede dar este escritor.

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