Tenía muchas ganas de ver el tercer capítulo de Dragon Ball Daima, la nueva serie de la franquicia creada por Akira Toriyama. Un tercer capítulo que ya presenta formalmente las aventuras de Goku y compañía por el Mundo Demoníaco, y que además me ha parecido una pasada. A continuación, comparto mis impresiones sobre este episodio.
Puntuación: 8.5/10
Goku y sus amigos se enfrentan a un rompecabezas recién surgido, después de ser encogidos por una misteriosa conspiración. Para resolver este problema, deciden explorar territorio desconocido: el Reino Demoníaco.
Si os soy completamente sincero, debo reconocer que este tercer episodio de Dragon Ball Daima me ha gustado muchísimo más que el de la semana pasada. Tiene muchísimo mejor ritmo, eso está claro, y además tiene un mejor equilibrio entre acción y exposición. Y puede que este capítulo empiece un poco lento con eso del viaje en el espacio y la entrada al Reino Demoníaco, pero eso no quita que aquí se hace una grandiosa labor a nivel de ritmo. Es que no me he aburrido en ningún momento -algo que en realidad sí ocurrió en el capítulo pasado-. Por otra parte, en lo que es la comedia, tengo sentimientos encontrados: por un lado, la disfruto y a veces me hace reír; sin embargo, por otro lado, sí que es cierto que por momentos se me hace bastante infantil, como si estuviera viendo una serie para niños pequeños. Que supongo que en parte lo es, pero... No sé, el Dragon Ball original de Akira Toriyama no lo recuerdo taaan infantil en cuanto a chistes.
También me gustaría elogiar lo bien planificada que se está sintiendo la serie. Por ejemplo, en este capítulo, el Kaio-Shin Mini envía señales telepáticas a su compañero Kibito con el fin de ayudar al segundo grupo del Dragon Team (Vegeta y Bulma) a encontrar el camino al Reino Demoníaco, pero pierden el contacto y la señal se queda a medias. Algo que indudablemente afectará al futuro de la serie, cuando el mencionado equipo intente viajar y no puedan avanzar por el método convencional. Esto es una clara señal de que la serie está planificada y que no avanzarán dando palos de ciego, como sí ocurría a menudo en Dragon Ball Super. Muy buena decisión por parte de Shueisha, Toei y Toriyama.
¿Y habéis visto la pedazo de animación que una vez más nos ha ofrecido Daima? Sobre todo me gustaría destacar la escena de pelea en el bar en la que Goku Mini le pega una paliza a varios demonios, sin dejar de comer mientras pelea. Un momento tan épico como divertido, y que indudablemente me ha remitido a esos primeros días de Dragon Ball en los que no había ni grandes niveles de poder ni transformaciones que podrían arrasar galaxias. Una vuelta al espíritu clásico que le sienta de maravilla a esta serie y que desde aquí agradezco a Akira Toriyama el habernos dejado este regalo antes de marchar. Qué maravilla.
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