Reseña de Ultimate Invasion de Jonathan Hickman y Bryan Hitch


Durante las últimas semanas he sido testigo de cómo se ha armado un revuelo en las redes sociales por el lanzamiento del primer número de Ultimate Spider-Man, el más reciente proyecto del escritor Jonathan Hickman y el dibujante Marco Checchetto. Dejando para otro momento mi opinión al respecto, debo reconocer que no he sido partícipe de la mencionada euforia colectiva. Es que, como bien sabréis los que me leéis regularmente, Ultimate Invasion no ha sido una miniserie de mi agrado. Y esto es importante, puesto que dicha miniserie es la que precede a la nueva cabecera del trepamuros y por ello resulta esencial para comprender el auténtico trasfondo de este nuevo universo y sus respectivas colecciones.

Los motivos que he sostenido durante los meses de publicación de Ultimate Invasion para desagradarme han sido variados: desde una creciente sensación de incoherencia hasta un final demasiado críptico e insatisfactorio. Por si eso fuera poco, la lectura ortopédica que conlleva seguir la colección mes a mes -con el debido espacio entre cada grapa- no ayuda a paliar ese mal; de hecho, lo agrava. En definitiva, que pese a ser Jonathan Hickman uno de mis guionistas favoritos, en esta ocasión no me ha terminado de convencer. Ni mucho menos he tenido ganas de lanzarme a por ese Ultimate Spiderman.


Aunque claro, algo ha cambiado desde que leí el cuarto y último número de Ultimate Invasion. Tras haberla reposado más de un mes, me decidí por darle una merecida relectura, pues Hickman es un guionista que se disfruta más teniendo fresca toda su historia y sin las desventajas de las grapas mensuales; es decir, leyendo todos los números de seguido. ¿El resultado? Eso es lo que vengo a desglosar hoy. Aunque ya os lo avanzo ahora: es muy positivo.

Y es que haber disfrutado de los cuatro números que conforman la miniserie en un mismo día ha resultado ser una experiencia infinitamente más satisfactoria que la del formato mensual. No únicamente por mis características personales como lector -que ya sé que soy rarito- sino también por la propia naturaleza de los guiones de Hickman, tan intricados como diseñados con el largo plazo en mente. Además, suele ser un guionista que se beneficia mucho de las relecturas; hay detalles importantes que pueden pasar por alto durante la primera vez.


Con esta nueva perspectiva, he caído en cuenta de que nunca fue cierto que el guion de la serie vagase sin rumbo. Es una historia que desde el principio da pistas sobre lo que ocurrirá en siguientes episodios, indicativo indudable de que Jonathan Hickman no deja nada al azar y que lo tiene todo calculado. En ese sentido, como os comento, sienta demasiado bien leerlo todo de seguido.

Parte de mi error al leer por primera vez la serie fue no comprender correctamente qué es lo que trataba de contar el guionista. Nunca tuve demasiado claro si esto solo era el principio o era una historia que se podía leer de forma independiente, pero ahora lo tengo claro; esto es tan solo la plataforma sobre la que se sostiene la nueva Tierra 6160. Todas las series que nazcan con el sello Ultimate -las ambientadas en este universo- a partir de ahora se sostendrán con lo narrado en Ultimate Invasion.


El enfoque es contarnos cómo El Hacedor (la versión maligna de Reed Richards) crea esta nueva tierra y la moldea a su gusto, forjando una estructura de poder retorcida y maliciosa. Posteriormente, en la misma serie, se nos narra el enfrentamiento entre este villano y el Kang de esta nueva dimensión, así como la derrota de ambos a manos de Howard Stark -el original Iron Man- y el Mister Fantástico de Tierra 6160 -una prometedora amalgama entre Reed Richards y Doctor Muerte- y el nacimiento de Iron Lad, el Tony Stark adolescente cuya importancia parece ser capital en el futuro de la franquicia. 

Puedo comprender que el desenlace del cuarto número -el mismo que tanto rechazo me provocó la primera vez- cause cierto conflicto entre los lectores. Yo mismo he caído en ello. Es algo totalmente comprensible, pues es un cierre deliberadamente críptico que deja a deber más preguntas que respuestas hacia el lector. Es evidente que las respuestas las recibiremos a futuro; lo que no sé es en cuál colección. En la de Spiderman me parece bastante improbable, la verdad. Más allá de eso, os recomiendo volver a leer la serie desde el principio para daros cuenta de algunos detalles que seguro se os han pasado por alto.


Mi opinión al respecto del guion de Hickman ha ganado enteros con la relectura. Lo que no ha cambiado, sin embargo, es la buena estima que le tengo a Bryan Hitch como narrador visual de la colección. Al haber sido uno de los encargados del antiguo Ultimate Comics junto a Mark Millar, se le da muy bien dicha estética y el enfoque cinematográfico que la caracteriza. 

Ya sea en escenas tranquilas o en las de acción, es un artista que brilla y se posiciona muy por encima de la mayoría de dibujantes en la actual Casa de las Ideas. A ello también le ayudan Alex Sinclair y Andrew Currie, colorista y entintador, respectivamente, quienes lo ensalzan todavía más. Definitivamente, y aunque no te guste el guion, es un cómic que puede valer la pena -por lo menos- para disfrutar de su dibujo.


En fin. Para mí, Ultimate Invasion, ha ganado enteros con la relectura. He podido apreciar más en detalle los mecanismos de su guion, a la vez que me hacía a la idea de que esto es tan solo el principio de un universo que, esperemos, sea tan extenso o más que su contrapartida original. Definitivamente, funciona como historia unitaria, sin dejar de ser por ello el principio de una mucho más grande. A los que habéis leído mes a mes esta miniserie y no os ha gustado, os aliento a hacer lo mismo que yo: releer todos los números de seguido y sin las desventajas de la dosis mensual. 

No es un cómic que funcione mensualmente, eso desde luego. Quizás Marvel Comics debería haber priorizado una edición en TPB desde el principio, en lugar del clásico sistema de las miniseries en grapa. Vaya, al menos es lo que pienso yo.

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